Bayer y Syngenta escondieron a las autoridades europeas estudios sobre toxicidad que sí entregaron a las de Estados Unidos
Dos gigantes agroquímicos están en el punto de mira. La alemana Bayer y la suiza Syngenta podrían haber estado ocultando a la Unión Europea (UE) estudios que revelan efectos tóxicos en el desarrollo del cerebro de algunos de los pesticidas que fabrican. Eso al menos revela una reciente investigación científica que acaba de publicarse en la revista ‘Environmental Health’.
De momento, el Parlamento Europeo ya ha reclamado una audiencia con responsables de ambas empresas para exigirles explicaciones. Tanto Bayer como Syngenta sostienen que han cumplido con todos los requisitos reglamentarios.
La investigación se centró en 35 estudios realizados entre 1993 y 2005 en torno a la neurotoxicidad del desarrollo. Sorprendentemente, todos esos estudios fueron presentados a la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, pero nueve de ellos no se entregaron a la UE, contraviniendo presuntamente lo que exige la legislación vigente.
Lo más grave del caso es que en siete de esos nueve estudios los investigadores que han descubierto el ocultamiento identificaron en los pesticidas analizados impactos regulatorios reales o potenciales sobre el desarrollo cerebral.
Los estudios que nunca llegaron a la UE se realizaron en ratas preñadas, y buscaban probar si las crías expuestas a los compuestos sufrían problemas de desarrollo. En siete casos se observó disminución del aumento de peso, retraso en la maduración sexual y deterioro de la actividad motora, entre otros efectos secundarios.
De los nueve compuestos pesticidas, cuatro ya han sido retirados del mercado de la UE, mientras que otros cuatro están en la actualidad bajo revisión.
Los autores de la investigación que señala a Bayer y Syngenta indican que no entregar los estudios a las autoridades comunitarias es un "fenómeno recurrente", que "puede introducir un sesgo en la evaluación del riesgo regulatorio"y, por lo tanto, "dificultar que las autoridades busquen de manera confiable un alto nivel de protección de la salud humana como exige la legislación".
"Sin pleno acceso a todos los estudios de toxicidad realizados, no puede haber una evaluación fiable de la seguridad de los plaguicidas por parte de las autoridades de la UE", apuntan los investigadores. De ahí que sugieran a las autoridades de la UE que cotejen sus conjuntos de datos con sus homólogos de otras jurisdicciones, en especial de los Estados Unidos.
"Las solicitudes de aprobación de pesticidas deben cotejarse con las listas de estudios realizados en instalaciones de prueba que operan bajo Buenas Prácticas de Laboratorio (BPL), para garantizar que todos los estudios hayan sido presentados a las autoridades", apuntan los investigadores.
Proponen, asimismo, que modificar las normas vigentes para que los estudios futuros sean encargados por las autoridades en lugar de las empresas. "Es absolutamente necesario eliminar la responsabilidad de probar los productos químicos a los productores y devolver esa responsabilidad a las autoridades", resaltan.
"Esto aseguraría el conocimiento por parte de las autoridades de los estudios existentes y evitaría que el interés económico de la empresa influya en el diseño, realización, reporte y difusión de los estudios", añaden.
Las reglas o prácticas también deben revisarse, según los investigadores, para garantizar que la no divulgación de los estudios de toxicidad conlleve "un riesgo legal significativo para las empresas de plaguicidas", en forma de multas y otro tipo de sanciones. "Debe haber consecuencias legales y graves para las empresas si no cumplen con la ley", destacan.
Las compañías niegan las acusaciones
En la UE, la evaluación de la seguridad de los productos fitosanitarios se basa en gran medida en los estudios de toxicidad encargados por las propias empresas que los producen. La ley exige que todos los estudios realizados se incluyan en el expediente presentado a las autoridades cuando se solicita la aprobación o renovación de la sustancia activa.
Bayer y Syngenta, responsables de tres estudios no entregados, cada uno, rechazaron las conclusiones de la investigación de los científicos suecos. La compañía germana asegura que presentó "siempre" los estudios que exigían en cada momento las normas comunitarias, que han ido cambiando con el paso del tiempo,
Syngenta, por su lado, incidió en que cumplió con todas las solicitudes de datos exigidas en la UE y Suiza, y que los estudios ahora cuestionados se realizaron de forma complementaria "para cumplir con las pautas regulatorias de los Estados Unidos".
Entretanto, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (Efsa) ha señalado que hace dos años entró en vigor en la UE una legislación más estricta en esta área, que requiere que las empresas compartan "todos los estudios de seguridad" sobre sus productos.
Si bien los estudios en ratas no son directamente aplicables a los humanos, el objetivo de la investigación sobre los efectos en el desarrollo cerebral es proteger a las personas contra los químicos que podrían afectar su capacidad de atención, concentración, coordinación, aprendizaje, memoria y coeficiente intelectual. "Se trata de proteger los cerebros de nuestros hijos", subraya Ruden.
Los plaguicidas se utilizan en la agricultura para proteger los cultivos de malezas, plagas de insectos y enfermedades. Dado que la mayoría de las sustancias activas utilizadas para este propósito están diseñadas para ser tóxicas para los organismos vivos, su aprobación está muy regulada y comprende pruebas exhaustivas de su eficacia, toxicidad y ecotoxicidad.
Fuente: El Periódico (España)