China respondió con dureza este lunes a las últimas medidas tomadas por la administración de Donald Trump en su contra, en una escalada entre las potencias que pareciera no tener un final próximo. Pekín anunció, por un parte, sanciones contra varios congresistas de Estados Unidos, críticos a la ley de seguridad nacional en Hong Kong, y, por otra, hizo muestra de su músculo bélico al enviar cazas al estrecho de Taiwán en represalia a la visita del secretario de Salud estadounidense a ese territorio.
Las sanciones anunciadas por el gobierno de Xi Jinping contra 11 ciudadanos estadounidenses son la respuesta oficial a las medidas de Washington contra 11 funcionarios chinos y hongkoneses acusados de restringir las libertades políticas en la excolonia británica.
Entre los afectados aparecen los senadores Ted Cruz, Marco Rubio, Tom Cotton, Josh Hawley y Pat Toomey y el representante Chris Smith, así como integrantes de grupos sin fines de lucro y de derechos humanos.
"En respuesta a ese comportamiento incorrecto de Estados Unidos, China decidió imponer sanciones a las personas que se condujeron de manera atroz en asuntos relacionados con Hong Kong", dijo el vocero del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Zhao Lijian, sin especificar los alcances de las mismas.
Las relaciones entre las dos potencias se deterioraron drásticamente en los últimos meses por cuestiones que van desde el comercio hasta Hong Kong y el manejo de China del coronavirus, pasando por el supuesto espionaje a través de empresas tecnológicas como Huawei o la app TikTok.
Estados Unidos impuso el viernes sanciones a la directora ejecutiva de Hong Kong, Carrie Lam, así como a los jefes de policía de la ciudad, en virtud de un decreto firmado por el presidente Trump.
Además, aviones militares chinos fueron rastreados por baterías de misiles taiwanesas tras traspasar brevemente el lunes la línea imaginaria que divide el estrecho de Taiwán, informó Taipéi, mientras el secretario de Salud estadounidense, Alex Azar, realiza una visita a la isla para ofrecer el apoyo de la administración republicana.
Se trata de la primera visita de un alto funcionario de Estados Unidos en cuatro décadas. El viaje recibió la condena de China, que reclama el territorio como suyo.
China, que había prometido adoptar represalias por el viaje, envió aviones de combate J-11 y J-10 poco antes de que Azar se reuniera con la presidenta Tsai Ing-wen, según las fuerzas aéreas taiwanesas.
Los aviones chinos fueron "expulsados" por aviones patrulla taiwaneses. Según Taiwán, se trata de la tercera incursión china más allá de la divisoria del estrecho desde 2016.
En pleno proceso de deterioro de las relaciones con China, el gobierno de Trump se propuso como prioridad fortalecer a la isla democrática, impulsando la venta de armas.
Azar está de visita para profundizar la cooperación económica y sanitaria de Estados Unidos con Taiwán y para apoyar el papel internacional de la isla en la lucha contra la pandemia del coronavirus.
En tanto, y haciendo uso de la polémica ley de seguridad nacional, China también detuvo este lunes al magnate hongkonés Jimmy Lai, y su grupo de prensa fue allanado bajo la acusación de colusión con fuerzas extranjeras, una de las nuevas prohibiciones de la denunciada norma y que apunta directamente a bloquear las relaciones entre el movimiento prodemocrático de la excolonia con Estados Unidos.
Lai es dueño de dos publicaciones abiertamente prodemocracia y críticas con el gobierno de Pekín, el diario Apple Daily y la revista Next Magazine. Dos de sus hijos también fueron arrestados.
A última hora de la mañana, unos 200 policías se presentaron en la sede del grupo de prensa, en una zona industrial del barrio de Lohas Park (sureste), y ordenaron a los periodistas que se levantaran y se alinearan para un control de identidad, mientras que otros agentes registraron la redacción. Todo ello fue transmitido en vivo por varios de los reporteros.
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