Brasil perdió 89 millones de hectáreas de bosque en los últimos 33 años, equivalentes a los estados de Bahía y Maranhao. Más de la mitad de esta pérdida, 47 millones de hectáreas, se produjo en la Amazonia.[{adj:55328 alignright}]
En el mismo período, en compensación, las áreas de pastura y plantación crecieron 86 millones de hectáreas, según reveló el diario Folha de San Pablo citando datos del sistema MapBiomas, una iniciativa del Observatorio sobre el Clima que monitorea todos los biomas del país sudamericano.
Los resultados muestran también que el 59 por ciento de Brasil todavía está compuesto por bosques, mientras en 1985 era el 69 por ciento. En ese período el área de plantaciones y pasturas, en relación con el total del territorio, pasó del 20 al 31 por ciento.
La plataforma de análisis de los datos satelitales está organizada en colaboración con diversas ONG, universidades, fundaciones y empresas tecnológicas, entre ellas Google.
Brasil vivió años peores que 2019 en materia de incendios de campos y forestas, pero desde 2004, cuando empezó a medir en tiempo real la deforestación, no había registrado tanto fuego en un año de sequía moderada.
El sistema de detección de deforestación en tiempo real (Deter) fue estrenado en 2004 luego de elevados picos de desmate, para actuar con mayor rapidez y precisión en el control de un fenómeno que en la región amazónica es provocado por la mano del hombre para abrir camino a la cría de ganado, según especialistas.
Entre enero y el 29 de agosto, los datos satelitales del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) contabilizaron 87.257 puntos de incendios, 51,9 por ciento de ellos en la selva tropical. La cifra se actualiza a diario y Brasil aún tiene por lo menos un mes y medio de sequía por delante.
La serie histórica del Inpe muestra que desde 2004 los incendios en ese periodo sólo fueron más numerosos en 2005, 2006, 2007 y 2010, periodos con sequías mucho más severas que las de este año, explica el investigador del Instituto Sociomabiental (ISA) Rodrigo Junqueira.
"Cuando ocurren fenómenos climáticos como El Niño, hay mayor propensión a incendios porque el ambiente está muy seco", indica.
Los expertos afirman que la estación seca este año es más húmeda que en años anteriores y recuerdan que en la Amazonía no existen incendios por causa natural.
"La incidencia del fuego en la región amazónica está directamente relacionada a la acción humana y las llamas acostumbran a seguir el rastro de la deforestación: cuanto más se deforesta, mayor el número de focos de calor", indicó el Instituto de Investigación Ambiental de la Amazonía (Ipam), que también divulgó un estudio mostrando que los municipios que concentran mayores incendios son aquellos en los que hubo mayor deforestación.
Antonio Oviedo, del ISA, sostiene que por primera vez la Amazonía brasileña concentra más de la mitad de los incendios desde el inicio de la estación seca a mediados de julio.
Entre el 20 de julio y el 20 de agosto, el 65,1 por ciento del total de incendios fue en el bioma amazónico. "La Amazoníanunca había concentrado tanto fuego en Brasil", dice Oviedo.
El investigador aseguró que el peor año para la Amazonía en ese periodo había sido 2005, con 46 por ciento del total de los incendios.
AFP