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El desierto de Atacama convertido en basural ilegal del planeta

El desierto de Atacama en Chile se convirtió en el basural ilegal del planeta. Montañas de ropa usada, autos y neumáticos procedentes del mundo entero que contaminan un tercio del vasto desierto que pasó a ser un ecosistema de frágil equilibrio.

Ubicado en la región de Antofagasta en el norte chileno, el inmenso desierto de Atacama cautiva por sus paisajes cargados de belleza y austeridad. Es el de desierto más árido del mundo en el que se llegaron a registrar hasta cuatro años sin lluvia.

Sin embargo, con total desidia el ecosistema fue alterado por inmensos depósitos de basura en varias partes de los más de cien mil kilómetros cuadrados que constituyen este legendario territorio, poniendo en evidencia el desprecio humano por este rincón del planeta.

"Somos el patio trasero del mundo"

"Son los inescrupulosos del mundo que vienen a tirar su basura acá (...) Ya ni siquiera somos el patio trasero local, sino que somos el patio trasero del mundo, que es peor", lamentó Patricio Ferreira, alcalde de Alto Hospicio, una comuna situada en la provincia de Iquique a unos 1.800 km al norte de Santiago.

En ese lugar, toneladas de ropa usada son arrojadas con regularidad entre los cerros polvorientos que rodean la comuna. A esto se suman los miles de autos descartados y viejos neumáticos de vehículos de la minería u otros descartados en la vecina ciudad de Iquique. Son tantos que hasta se usan para construir muros de viviendas informales.


La basura, un negocio millonario

A pesar de lo insólito de la situación, las prendas usadas y los vehículos ingresan a Chile por la Zona Franca de Iquique (Zofri), uno de los centros de comercio libre de impuestos más importantes de América del Sur.

El año pasado, según el Servicio Nacional de Aduanas, entraron a Chile 46.287 toneladas de ropa usada, por un monto de 49,6 millones de dólares CIF (que incluye el valor del producto, el costo del transporte y los seguros). El ingreso de estos desechos, en tanto, creció más de 50 por ciento en los últimos cuatro años.

Por esa zona comercial también llegan a Chile miles de autos usados que son readaptados a las condiciones de los países donde luego se "re-exportan", entre ellos Bolivia, Perú y Paraguay. No obstante, muchos terminan inutilizados y descartados en las calles y los cerros de Atacama. A tal nivel que, por ejemplo, en el depósito municipal del sector de Los Verdes, en el norte de Iquique, se acumulan 8.400 automóviles retirados de las calles.


En búsqueda de los responsables

A pesar de las desoladoras imágenes, no todos miraron para el costado ante la fragilidad del desierto y de quienes viven en sus alrededores. Tal es el caso de la abogada Paulín Silva, de 34 años, quien presentó una demanda contra el estado de Chile por el daño ambiental que generan las montañas de ropa y basura.

"Me pareció que tenemos que encontrar responsables", explicó en diálogo con AFP, durante un recorrido por uno de los cerros de ropa usada desechada ubicado en el sector La Pampa de Alto Hospicio. El escenario es sorprendente: camisas, blusas, ropa de bebé, pantalones o zapatos. Una infinidad de ropa "nueva", con etiqueta, usada o rota adorna el espacio.

Las imágenes parecen post apocalípticas. No solo reflejan un escenario desolador, sino que se repiten en varias zonas de esta comuna castigada no solamente por la ausencia del estado en el control del ambiente sino a partir de sucesivas tomas ilegales de terreno.

Desde entonces, se pobló de manera desproporcionada, a tal nivel que 40.000 personas carecen de agua potable (de 160 mil habitantes). En la actualidad es una de las comunas más pobres de Chile.

"Hay mucho migrante, mucha pobreza, mucha drogadicción y no hay nadie que pueda coordinar estas acciones (de defensa)", dice Silva sobre su cruzada ambiental.


Falta de conciencia global

La abogada Silva, en tanto, incluyó en su demanda contra el estado chileno imágenes satelitales que muestran el crecimiento exponencial del basural de ropa en Alto Hospicio. En el marco de su investigación, también encontró otros gigantescos basurales de todo tipo de elementos, entre ellos zapatos.

Para la abogada Silva hay una responsabilidad del Estado chileno al permitir la existencia de estos cerros de basura y ropa: "Hay un deber de vigilancia", afirma.


Desastre ambiental

En tanto, más de la mitad de la ropa usada que ingresa a Chile es descartada y termina en el desierto por fuera del control estatal. Lo grave es que luego se la quema o entierra para ocultarla, lo que genera un nuevo problema ambiental por las emisiones de gases tóxicos asociadas a esa práctica.

"Esto no es producto de la gente de Alto Hospicio ni la del norte de Chile. Es un problema de falta de conciencia global, de falta de responsabilidad ética y de protección del medio ambiente", opinó el alcalde de Alto Hospicio, atado de manos frente a la falta de cooperación y de toma de conciencia para encarar la problemática. "Limpiamos una vez y nos están contaminando en otro sector. El tema es cómo terminamos con la causa que origina este problema. ¿Qué hace el mundo con esto? ¿Qué hace Chile con esto?", cuestionó.

El juez Mauricio Oviedo, titular del Primer Tribunal Ambiental de Chile, donde se tramita la demanda, aboga por una solución integral al descarte de la ropa. "Me parece que el Estado de Chile en su conjunto con otras reparticiones (...) debiese mirar este problema de una forma sistémica", consignó.

El impresionante desierto de Atacama data de al menos ocho millones de años. Se encuentra en el norte de Chile, en la frontera con Perú y Bolivia. Se trata del desierto más árido del mundo donde la lluvia es un fenómeno raro, con precipitaciones anuales menores a 20 milímetros en su zona más árida.

"Es un tipo de desierto en el que realmente el nivel de precipitaciones es extremadamente bajo. Hay muy pocos desiertos hiperáridos en el planeta", explicó Pablo Guerrero, académico e investigador del Instituto de Ecología y Biodiversidad.

La contaminación de la región, especialmente en tres grandes zonas una cercana a la costa, provocó el desarrollo de un ecosistema "muy frágil", por la influencia de la neblina producto de la polución, el cambio climático y los asentamientos humanos. Entre las consecuencias figuran la extinción de especies, entre ellas varios tipos de cactus.

"Hay especies de cactus consideradas extintas. Lamentablemente, es algo que se ve de manera muy masiva y con un deterioro sistemático en los últimos años", añadió Guerrero. Otro de los "enemigos" del desierto es la minería a gran escala de cobre y litio que utilizan la escasa agua que hay en la zona y emiten residuos contaminantes.

"Lo ven como un lugar de minería solamente, donde se explota el mineral y donde se pueden sacar recursos o llenarse los bolsillos", se quejó Carmen Serrano, de la organización Raíces Endémicas de la ciudad de Antofagasta, la región chilena donde está situado el desierto que es considerada la capital de la minería mundial.

"No está esa conciencia de que es un desierto que no es tan desierto", agregó, sobre una montaña de residuos en el exvertedero de La Chimba, cerrado oficialmente pero donde la basura se sigue acumulando.

Fuente: Perfil

Chile consumo y desarrollo sustentable contaminación residuos

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