El escenario financiero internacional se va tornando cada vez más complicado para la Argentina. La Reserva Federal de Estados Unidos (FED) decidió subir las tasas de interés de referencia en 75 puntos básicos, ante la persistente inflación en ese país.
Se trata del ajuste más importante desde 1994 y demuestra que Jerome Powell, el titular de la entidad, está dispuesto a asumir una desaceleración de la actividad económica en su país, y a nivel global, con el objetivo de evitar que los precios se disparen.
En el corto plazo la medida le pega colateralmente a la Argentina, al endurecer las condiciones para los bonos de los países emergentes, aunque la clásica relación entre fortalecimiento del dólar contra caída del precio de los commodities no se cumplirá está vez debido a la invasión de Rusia a Ucrania. A largo plazo, analistas afirman que el mundo está ante nuevas condiciones financieras permanentes. La época de dinero abundante y barato terminó.
Se trata de la tercera alza consecutiva realizada por la FED y lleva las tasas de referencia a un rango de 1,5-1,75%. El organismo también aumentó su pronóstico de inflación para 2022 a 5,2% y recortó su previsión de crecimiento a 1,7%, al término de una reunión de dos días de su comité de política monetaria.
El rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos a dos años, muy sensible a las alzas de tasas, subió hasta 3,441% tras el comunicado de la FED, justo por debajo del nivel del 3,456% alcanzado el martes, que fue el más alto desde noviembre de 2007. En tanto, el retorno de los papeles de referencia a 10 años subió hasta 3,445% y se mantuvo por debajo del máximo del martes, del 3,498%, que fue el más alto desde abril de 2011. Todo ello convalida la percepción que tenían los mercados de que las subas de 50 puntos básicos que venía aplicando la entidad rectora no eran suficientes.
“La decisión de subir la tasa a 75 puntos es la primera desde 1994. Anteriormente había dicho que iba a ser de 50 puntos. ¿Por qué ahora y esta magnitud? Porque las expectativas de inflación muestran divergencias. Los datos de mayo cambiaron la dinámica”, explicó a Ámbito, Nicolás Khon, analista de Balanz. Khon señaló que la fuerte suba de la tasa que pondrá en marcha el banco central norteamericano tiene por objetivo cortar de cuajo la escapada de los precios en Estados Unidos. El analista planteó que “se trata de evitar efectos de segunda ronda, con lo cual habría que subir la tasa aún más”.
El economista de Balanz consideró que, por el momento, una de las cuestiones que más pueden importar a la Argentina, como es el precio de la soja y el resto de los cereales, quedaría al margen del proceso de fortalecimiento que va a tener la divisa estadounidense. “La dinámica de las materias primas va por otro lado”, explicó. El precio hoy está afectado por la invasión de Rusia a Ucrania por restricción global de oferta. Según indicó el analista, la energía desde la guerra subió 80% y los granos un 30% y eso es lo que explica el movimiento de los commodities a nivel global.
No obstante, lo que es inevitable es que el entorno global financiero se ponga más duro, a pesar de que Argentina está casi fuera del mismo, con un riesgo país del orden de los 2100 puntos. “Esto ajusta las condiciones financieras a nivel global sobre todo sobre la renta fija. Los bonos cayeron 15%, aunque los de Argentina bajaron 30%. Khon consideró que el ambiente de tasas altas se va a mantener hasta que la Fed tenga la seguridad de que se cortó el proceso inflacionario.
Juan Pablo Albornoz, analista de Ecolatina, cree en un escenario adverso para Argentina en los siguientes años, en un contexto de cambio permanente de las condiciones de la economía mundial. “Como país nos perdimos la era de la plata barata que otros países de la región pudieron aprovechar”, señaló Albornoz. Dijo que por ahora la suba de la tasa no afectará por el lado de la economía real. También considera que las condiciones que generó la guerra en el este de Europa van a dejar restricciones de oferta de energía y alimentos y ello, de alguna manera, le permitirá a Argentina gozar por algún tiempo de precios de granos elevados.
“Lo que pasa es que el viento pasó de soplar a favor a soplar en contra”, explicó Albornoz, quien consideró que “lamentablemente esto llegó para quedarse, no va a ser una cuestión de meses, sino de años”.