La sonda espacial Osiris-Rex de la Nasa pasó por la Tierra a finales de septiembre y entregó unas muestras de rocas y polvo recogidas del asteroide Bennu. De inmediato se embarcó en una misión adicional: estudiar el Apophis, un asteroide que se espera pase muy de la Tierra en el 2029.
En ese sentido, la Nasa anunció anunció en su página oficial que la sonda fue rebautizada oficialmente como "Osiris-Apex" y Dani Mendoza DellaGiustina, quien fuera investigadora principal adjunta de la Osiris-Rex, también estará al mando de esta nueva misión extendida.
Cuando Osiris-Rex salió de Bennu en mayo de 2021 con una muestra a bordo, sus instrumentos estaban en excelentes condiciones y todavía le quedaba una cuarta parte de su combustible. Entonces, en lugar de apagar la nave espacial después de entregar la muestra , el equipo propuso enviarla en una misión adicional al asteroide Apophis, con llegada prevista para abril de 2029.
Después de considerar varios destinos, la Nasa decidió enviar la nave espacial a Apophis, un asteroide "tipo S" hecho de materiales de silicato y níquel-hierro, bastante diferente del asteroide "C-", rico en carbono.
La intriga de Apophis es su aproximación excepcionalmente cercana a nuestro planeta el 13 de abril de 2029. Aunque Apophis no chocará con la Tierra durante este encuentro ni en el futuro previsible, el paso en 2029 colocará al asteroide a 32.000 kilómetros del planeta superficie, más cerca que algunos satélites y lo suficientemente cerca como para que pueda ser visible a simple vista en el hemisferio oriental.
Los científicos estiman que los asteroides del tamaño de Apophis, de unos 340 metros de diámetro, se acercan tanto a la Tierra sólo una vez cada 7.500 años.
Asimismo, está dentro de los planes que, para el 2 de abril de 2029, las cámaras de la sonda comiencen a tomar imágenes del asteroide a medida que se acerque. Luego del encuentro cercano con la Tierra, operará en sus proximidades durante los 18 meses siguientes. En ese lapso llevará a cabo muchas de las mismas investigaciones que Osiris-Rex realizó en Bennu, con el uso de instrumentos generadores de imágenes, espectrómetros, y un altímetro láser para mapear su superficie y analizar la composición química.
Apophis representa algo más que la simple oportunidad de aprender más sobre cómo se forman los sistemas solares y los planetas: da la casualidad de que la mayoría de los asteroides potencialmente peligrosos conocidos (aquellos cuyas órbitas se encuentran a 4,6 millones de millas de la Tierra) también son de tipo S. Lo que el equipo aprenda sobre Apophis puede informar la investigación de defensa planetaria, una de las principales prioridades de la Nasa.