El argentino anotó el 1-0 con una brillante definición. El duelo ante Nashville finalizó igualado en tiempo regular y los de Martino se quedaron con la Leagues Cup por 10-9 en los penales.
El astro eterno hizo historia una vez más. ¿Existe alguna estrella que brille con más intensidad que Lionel Messi? El hijo prodigio de Rosario, que ya había tocado el cielo con sus manos en Europa, decidió deslumbrar en el firmamento de la Major League Soccer. Y, como siempre, no defraudó.
Llegó al Inter Miami, el último equipo de la MLS, casi como un susurro entre las sombras, como un mago preparando su próximo truco. Sin pretemporada, sin preparación, pero ¿acaso eso importa cuando se tiene el talento en las venas? Su debut contra Cruz Azul por la Leagues Cup fue más que un partido: fue un presagio. Un gol de tiro libre en el último minuto que anunciaba el comienzo de una nueva epopeya.
Con el brazalete de capitán adornando su brazo, el 10 deslumbró en su segunda aparición. Un doblete con su pierna derecha, esa que algunos llaman “la menos hábil”, y una asistencia que dejó al Atlanta United, un gigante de la MLS, en el suelo. Luego, otro doblete en el clásico contra Orlando City. Dobletes, asistencias, goles en el último minuto... Partido tras partido, el rey Lionel fue sumando hazañas a su legado, reescribiendo su leyenda en las tierras de América del Norte.
Avanzó a octavos y, frente al FC Dallas, anotó dos golazos: el primero para abrir el telón y el segundo, un golazo de antología, para cerrarlo con broche de oro, recordándonos a esos libros que no puedes soltar desde que empiezas hasta que terminas. Y como si fuera poco, el partido se fue a penales. Messi marcó el suyo y, con el apoyo de su equipo, el Inter Miami selló su pase a cuartos de la Leagues Cup.
En la siguiente instancia, el rival a vencer era el Charlotte FC. En un partido donde la tensión podía cortarse con un cuchillo, el estadio esperaba con ansias una nueva pincelada de magia del rosarino. Y, fiel a su estilo, el “extraterrestre” no decepcionó con un gol sobre el final y marcando el camino hacia las semifinales.
Philadelphia Union esperaba en la siguiente ronda, un equipo conocido por su garra y determinación. Pero frente a ellos estaba el genio de Rosario, un jugador que ha hecho de lo imposible su rutina diaria. Lionel volvió a encontrar la red, con un golazo que fue el segundo tanto más lejano en la carrera del astro argentino, según Opta, sellando el destino de Philadelphia y asegurando el pase de Inter Miami a la primera final de su historia.
Su gol contra Nashville en la final no fue solo un gol: fue una declaración. El enviado de los dioses del fútbol había marcado en todos los partidos de ese torneo. Con esa victoria, Inter Miami celebró su primer título y el mago del balón su título número 44. ¿Hay algún récord que este genio no pueda romper?
Pero más allá de los goles y las victorias, hay momentos que definen a un jugador. Durante la premiación del título, Messi tuvo un gesto que lo dice todo. Cuando estaban a punto de entregarle la copa, se detuvo, miró a su equipo y llamó a DeAndre Yedlin, el anterior capitán, para compartir ese momento especial. Porque para la Pulga, el fútbol siempre ha sido un juego de equipo.
Y ahora, con un nuevo desafío en el horizonte, la Pulga se prepara para enfrentar a FC Cincinnati en la semifinal del US Open Cup. Pero más allá de los partidos y los trofeos, lo que realmente importa es la magia que el crack argentino trae al campo. Porque, al final del día, ¿no es eso lo que todos venimos a ver?
Lionel Messi no es solo un jugador de fútbol. Es un artista, un poeta de la pelota, un mago que nos hace creer que todo es posible. Y mientras siga jugando, el mundo seguirá siendo un lugar más mágico. Porque Messi, el Goat (Greatest Of All Time o “el mejor de todos los tiempos”), no solo juega al fútbol, él lo transforma en arte.
¿Será el título 45 el próximo logro que nos regale?