Por Prof. Norberto Ovando*, especial AIM.- En febrero, los satélites de la Nasa observaron una actividad de incendios inusualmente intensa y generalizada. Hoy, ya sean provocados por rayos, tala intencional o accidentes provocados por el hombre, los incendios forestales están ardiendo durante más tiempo y con mayor frecuencia en algunas latitudes de Sudamérica a medida que el mundo se calienta.
La situación actual representa el número de focos detectados por el satélite de referencia en el periodo comprendido entre el 01/01/2024 y el 09/09/2024. – Referencia satélite – AQUA
Brasil 164543
Bolivia 58895
Venezuela 38926
Argentina 21170
Paraguay 17739
Chile 2335
Uruguay 213
El Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales (Inpe) de Brasil detecto vía satélite casi el doble de incendios activos en la Amazonia brasileña en comparación con el mismo período de enero a agosto de 2023.
Si bien la sequía se intensificó entre los meses de mayo y agosto de 2024, el seguimiento del Centro de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales del Ministerio de Ciencia de Brasil (Cemaden/Mcti) indica que, el fenómeno comenzó a manifestarse en el segundo semestre de 2023, especialmente en el rango que va desde Acre y Amazonas hasta São Paulo y el Triángulo Minero.
Como resultado, muchos municipios ya han enfrentado condiciones de sequía durante 12 meses consecutivos, lo que ha reducido significativamente los niveles de los ríos y aumentado el riesgo de propagación de incendios. Cabe destacar que, además de su intensidad, esta sequía es ya una de las más largas de las últimas décadas.
La actual temporada seca comenzó temprano, en el mes de abril, con lo que el suelo y la vegetación comenzaron a perder humedad de manera prematura y sistemática, y los niveles de los ríos disminuyeron paulatinamente, alcanzando niveles inferiores a los observados en el mismo período de 2023.
La actual temporada seca fue más seca de lo normal, incluidas vastas regiones que no han recibido precipitaciones desde mayo. Esta situación dejó el suelo y la vegetación extremadamente secos, creando un ambiente favorable para la propagación de grandes incendios.
La influencia de dos fenómenos que actúan a largo plazo: 1-El cambio climático, que está generando un calentamiento progresivo de la atmósfera y que tiende a producir secuencias más largas de días sin lluvia, y 2-Cambios en el uso del suelo que, al sustituir áreas forestales por áreas dedicadas a la agricultura y/o pastos, degrada una importante fuente de humedad, tanto en el aire como en el suelo, lo que conlleva una reducción de la humedad ambiental y, en consecuencia, de las precipitaciones.
Deforestación
Deliberadamente, los acaparadores de tierras y los agricultores queman la vegetación selvática durante años para poder reutilizar áreas principalmente para la ganadería. “Con más árboles muertos, el suelo se vuelve cada vez más seco e inflamable”, dijo Liana Anderson, del Cemaden de Brasil.
Los incendios récord alimentan los temores de que se avecina una crisis climática peor, a medida que los incendios matan la vegetación que es clave para absorber el dióxido de carbono que contribuye al calentamiento del planeta.
Tanto los conocimientos tradicionales como los científicos apuntan a que se avecinan tiempos nefastos. Los incendios abren el camino para que crezcan pasturan altamente inflamables, lo que a su vez “generarán incendios aún más catastróficos en los próximos años”, dijo Leonardo Maracahipes-Santos del Instituto Amazónico de Investigaciones Ambientales (Ipam).
Bolivia- El gobierno de Evo Morales en 2019 firmó un decreto autorizando la deforestación y las quemas para actividades agrícolas-ganaderas en el Amazonas, según el Ministerio de Medio Ambiente y Agua.
Cambio y variabilidad climática
El cambio climático resulta del aumento en la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, principalmente del dióxido de carbono (CO2) y el metano (CH4), originados en las emisiones de la industria, el transporte y otras actividades humanas.
La variabilidad nos afectará más que el cambio climático. Se trata de un fenómeno que está presente desde siempre, es natural y propio del sistema y resulta de los miles de procesos simultáneos que ocurren en la atmósfera, algunos muy conocidos y otros ni siquiera develados hasta hoy.
Los científicos dicen que el cambio climático global aumenta la probabilidad de que se produzcan fenómenos drásticos, desde sequías hasta inundaciones extraordinarias, por eso temen que esta combinación pueda empujar a las selvas a un punto de inflexión sin retorno.
En lugar de absorber el carbono que calienta el planeta, la selva amazónica se extinguiría, convirtiéndose en un emisor neto de carbono, acelerando el calentamiento global, un cambio ya detectado en algunas zonas.
“El cuadrilátero formado entre el centro-sur de Brasil y la cuenca del Río de la Plata sería un desierto si no fuera por la Amazonía”, opinó el climatólogo Antonio Donato Nobre del Inpe.
“Cuando veo que se quema la selva, sé que lo que veo en realidad es la Amazonía muriendo”, afirmó Erika Berenguer de la Universidad de Oxford.
Impactos
Un mayor número de incendios forestales empeora la calidad del aire, dañando la salud humana y los ecosistemas, anticipó la Organización Meteorológica Mundial (OMM). Una peor calidad del aire, provoca un fenómeno conocido como “penalización climática”.
La OMM definió la penalización climática como el efecto de amplificación del cambio climático en la producción de ozono troposférico, que impacta negativamente en el aire que respiran las personas.
Según la Agencia de Protección Ambiental (EPA por sus siglas en inglés) de los EE.UU., “El humo está hecho de una compleja mezcla de gases y partículas finas que se producen cuando se queman la madera y otros materiales orgánicos. La mayor amenaza para la salud por parte del humo proviene de las partículas finas. Estas partículas microscópicas pueden penetrar profundo en los pulmones. Pueden provocar una serie de problemas de salud, desde irritación en los ojos y goteo nasal, hasta enfermedades cardíacas y pulmonares crónicas”.
Conclusión
Los ecosistemas de la Amazonía no solo son invaluables, y estarían cerca de un punto de inflexión ya que podrían colapsar irreversiblemente o se degradarían de manera persistente.
La selva Amazónica no se quema, es quemada.
* Presidente / Asociación Amigos de los Parques Nacionales (Aapn)
Experto Comisiones Mundial de Áreas Protegidas (WCPA) y,
Educación y Comunicación (CEC)
Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (Iucn)