El vicepresidente y ministro del Interior de Italia, Matteo Salvini, fundador de la Liga xenófoba que ganó las elecciones, exigió al presidente de Francia, Manuel Macrón disculparse con Italia por haberla llamado "cínica" con relación a los 629 tripulantes de un barco errante por el Mediterráneo que Italia se negó a admitir.
“No tenemos nada que aprender de solidaridad, generosidad y voluntariado de nadie. Italia es el segundo país en acogida del mundo. Europa puede hacer algo con la inmigración, o callar para siempre” dijo en un tono desafiante que recuerda malos momentos anteriores de la historia de Italia
El caso del buque Aquarius va camino de convertirse en el pretexto perfecto para sacudir el tablero geoestratégico de Italia en Europa. Los viejos aliados ya no sirven y el eje en construcción se basa en el rechazo a la inmigración y pasa por Austria y Alemania con una especial consideración por Hungría. En esa línea, las primeras andanadas del ministro del Interior fueron directas contra Francia. “Las devoluciones realizadas desde su frontera a la nuestra han sido 10.949. Hombres, niños, discapacitados… Francia debía acoger a 9.816 inmigrantes. Pero lo ha hecho solo con 640. Así que pido a Macron que pase de las palabras a los hechos y acoja mañana por la mañana a los 9.000 inmigrantes a los que se había comprometido”, señaló Salvini en un tono amenazante.
Salvini señaló al término de la comparecencia su predisposición a la ruptura con Francia. Si las disculpas del presidente francés no llegan, vería con buenos ojos que se anule la cumbre bilateral planificada para el viernes con el primer ministro italiano, Giuseppe Conte. Marine Le Pen, líder del antiguo Frente Nacional e inspiradora del cambio de rumbo de Salvini, debía estar acomodándose para ver el espectáculo. Si los franceses tienen la humildad de pedir disculpas, trabajaremos juntos. Pero insultos de parte de quien practica devoluciones y cierra los puertos no los aceptamos.