El país, que ocupa el sexto lugar con más fallecidos, mantuvo abiertas escuelas, negocios, restaurantes y centros comerciales durante la cuarentena. Alberto Fernández lo había puesto de ejemplo para comparar con la situación argentina.[{adj:82070 alignright}]
El epidemiólogo estatal de Suecia y principal responsable de la gestión de la epidemia, Anders Tegnell, admitido que el país debería haber impuesto más restricciones, reconociendo que se han producido demasiadas muertes. Cabe recordar que precisamente Suecia es el país que había usado Alberto Fernández para comparar y ponderar las medidas que se vienen tomando en Argentina.
“Si nos encontráramos con la misma enfermedad, con exactamente lo que sabemos ahora, creo que optaríamos por un camino del medio entre lo que ha hecho Suecia y lo que ha hecho el resto del mundo”, afirmó Tegnell en una entrevista con el medio local Sveriges Radio.
“Creo que hay potencial de mejora en lo que hemos hecho en Suecia, claramente”, reconoció, aunque remarcó que sigue considerando negativo un confinamiento total. “Habría sido bueno saber más exactamente qué cerrar para prevenir mejor la propagación de la infección”, añadió, argumentando que, como casi todos los otros países europeos cerraron repentinamente, es difícil saber qué medidas funcionaron mejor.
Suecia ha mantenido abiertas escuelas y negocios, incluidos bares, restaurantes y centros comerciales, en una de las estrategias contra el Covid-19 más laxas de Europa. El Gobierno de centroizquierda ha seguido al pie de la letra los consejos de la Agencia de Salud Pública y de Tegnell, argumentando que, tratándose de una pandemia, había que seguir las directrices de los expertos y no tomar decisiones políticas.
Se prohibieron las concentraciones de más de 50 personas, se cerraron las clases presenciales en institutos y universidades, y se restringieron las visitas a las residencias de ancianos (aunque ya muy avanzada la infección). La gestión sueca se ha fundamentado en la recomendación de minimizar el contacto social y extremar la higiene, evitando así restricciones drásticas como han hecho la mayoría de países del continente, incluidos sus vecinos escandinavos.
Según los últimos datos oficiales, el coronavirus causó 4.468 muertes en Suecia, mientras que en Dinamarca han sido 580 y en Noruega, 237. Estas cifras sitúan a Suecia como el sexto país del mundo –excluyendo los microestados– con más fallecidos con relación a la población: 443 muertos por millón de habitantes, cuatro veces más que Dinamarca y diez veces más que Noruega.
A la pregunta de si ha habido demasiadas personas que han muerto demasiado pronto en Suecia, Tegnell no deja lugar a dudas: “Sí, absolutamente”. ¿Se podría haber hecho algo para prevenirlo? “Sí, esto es lo que deberíamos considerar en el futuro, si había alguna forma de prevenirlo”.
El principal objetivo de la estrategia sueca fue proteger a la población de riesgo, y es en este punto en el que claramente ha fallado. El 90 por ciento de los muertos por Covid-19 eran mayores de 70 años y, de éstos, la mitad vivían en residencias de ancianos y otro 25 por ciento en su casa con servicios de cuidados a domicilio. Varias informaciones en medios locales han evidenciado que el personal de las residencias no estaba suficientemente formado y carecía de material de protección. Ya a mediados de abril, el primer ministro, el socialdemócrata Stefan Löfven, admitió que la preparación de Suecia para la crisis del coronavirus no había sido “suficientemente buena”.