Lo había negado con un rotundo "no", que repitió dos veces. Pero, bajo fuerte presión de la justicia, Donald Trump cambió la historia oficial, y admitió, por primera vez, que le devolvió a su abogado, Michael Cohen, los 130.000 dólares que utilizó para comprar el silencio de la actriz porno Stephanie Clifford, quien dijo haber tenido un romance de una noche con el presidente.
El giro de la defensa de Trump sobre el pago secreto a Clifford, conocida por su pseudónimo, "Stormy Daniels", dejó boquiabierto a Estados Unidos y a sus propios colaboradores, destrozó el relato del círculo presidencial y enturbió aún más la ya de por si delicada situación legal que enfrenta la Casa Blanca.
Rudy Giuliani, uno de los abogados del presidente, que se sumó a su equipo legal apenas hace unas semanas, fue el encargado de soltar la bomba -con el visto bueno de Trump, el único enterado- en una entrevista en Fox News con Sean Hannity, aliado y asesor informal del presidente, quien, además, también fue cliente de Cohen. Giuliani dijo que Trump le devolvió los 130.000 dólares a Cohen a través de una firma de abogados, en varios pagos mensuales.
Horas después de la revelación, Trump confirmó todo en tres mensajes en Twitter, escritos en un inconfundible lenguaje legal, distinto al tono que suele utilizar el mandatario. Trump dijo que Cohen recibió "un depósito mensual", que el dinero no provino de su campaña, y que fue utilizado para cubrir un "acuerdo de no divulgación" con Clifford.
"Estos acuerdos son muy comunes entre las celebridades y las personas ricas", publicó Trump, quien negó su romance con Clifford al afirmar que había hecho "acusaciones falsas y extorsivas".
Durante meses, los voceros de Trump desmintieron la historia de Clifford, además de cualquier enredo del presidente en el pago a cambio de su silencio. Cohen también había negado que la campaña de Trump o su empresa le hayan devuelto el dinero que le pagó. Trump también negó todo. Un mes atrás, rompió el silencio durante un vuelo, cuando un periodista le preguntó si sabía del pago.
"No. No. ¿Alguna otra pregunta?", respondió el presidente.
Giuliani dijo que, por ese entonces, Trump desconocía el pago de Cohen a Clifford. La vocera presidencial, Sarah Sanders, dijo, luego, que Trump "eventualmente" se enteró. Giuliani también reveló que Cohen pagó los 130.000 dólares "cinco o diez días antes de la elección presidencial", y que el presidente le devolvió, en total, casi medio millón de dólares para cubrir, además de ese pago, "otras cosas de naturaleza personal" de las que se encargó Cohen. Giuliani también dejó en claro que el pago tuvo un fin político: blindar a Trump antes de la elección.
"Cohen ni siquiera preguntó. Cohen hizo que desapareciera. Cumplió su trabajo", dijo Giuliani, en otra entrevista, con Fox & Friends, uno de los programas favoritos de Trump.
La confesión
El exalcalde de Nueva York justificó toda la revelación en la necesidad de despejar cualquier duda de que Trump y su campaña pudieran haber violado la ley que regula el financiamiento de las campañas políticas. Fue un pago legal, insistió Giuliani. El monto del pago de Cohen excede el límite establecido para las contribuciones, y puede llegar a ser considerado una "donación o un préstamo" para la campaña del magnate.
La ley norteamericana establece que si una persona, incluido un pariente o un amigo, le da dinero a un candidato "con el propósito de influir cualquier elección", esos fondos con considerados una contribución a la campaña, y, por lo tanto, están sujetos a los limites legales.
Cohen está bajo investigación criminal del Departamento de Justicia desde hace ya varios meses, y el FBI allanó a principios del mes pasado su casa y sus oficinas. Los investigadores se llevaron documentos, correos electrónicos y más de una docena de teléfonos celulares. Desde ese allanamiento, Trump ha recrudecido sus ataques al Departamento de Justicia, denunciando, una y otra vez, que sufre una "cacería de brujas" y que han violado la confidencialidad de sus interacciones con su abogado.
Ayer, la cadena NBC reveló además que el FBI "pinchó" los teléfonos de Cohen.
"Es evidente que el señor Trump participó en un delito grave y debe haber consecuencias serias para su conducta y sus mentiras y engaños al pueblo norteamericano", afirmó Michael Avenatti, el abogado de Daniels.
"Dijimos hace meses que quedaría probado que se había mentido a los estadounidenses sobre el pago de 130.000 dólares y sobre lo que el señor Trump conocía, cuándo lo supo y lo que hizo en relación a ello", agregó.
Aunque la ofensiva judicial contra Cohen está separada de la investigación por el escándalo del Rusiagate, que dirige el fiscal especial, Robert Mueller, los fiscales federales pueden cruzar información si creen que puede ayudar a dilucidar algún crimen. Cohen, además, puede "darse vuelta" y cooperar con Mueller, tal como hicieron Flynn, Rick Gates y George Papadopoulos.
Y la nueva tormenta legal se desata justo cuando Giuliani negocia con el equipo de Mueller las condiciones para que Trump testifique, y responda las baterías de interrogantes de los investigadores sobre su campaña, sus vínculos con Rusia y su presidencia.
¿Qué sabe Mueller? De seguro, mucho más de lo que se ha hecho público.