Santiago Galar es sociólogo y doctor en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de La Plata. Recientemente publicó un libro donde analiza diferentes casos de muerte violenta que conmocionaron al país, para explicar cuestiones claves ligadas a su debate. “Los discursos de garantismo y mano dura funcionan más como coordenadas para el debate que como discursos reales”, dijo a AIM.

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El libro de Galar, Cuando la sangre no seca rápido. Muertes violentas como acontecimientos públicos, describe cuatro casos de muerte violenta (dos de La Plata y dos de Mendoza), a fin de analizar cómo se constituyeron en casos conmocionantes y cómo se procesó la cuestión de la seguridad en términos locales.

“Son procesos que no se dieron de forma lineal, y en el que intervinieron muchos actores, como familiares, periodistas, funcionarios o activistas”, explicó Galar como conclusión general de su trabajo. En tal sentido, definió al debate sobre la inseguridad como “una preocupación ciudadana sobre la que es muy fácil caer en lugares comunes, incluso para los periodistas más progresistas”, porque en realidad “se trata de un tema mucho más complejo de lo que se cree”.

“Una simplificación típica es la de pensar que en las marchas por seguridad solo hay personas que desean soluciones punitivas. Porque, aunque suele pensarse que hay solo dos polos opuestos, la realidad es que hay multiplicidad de voces. El libro evidencia esos matices, brindando una complejidad al análisis”, añadió.

Tal es el grado de complejidad, agregó, que incluso las contradicciones expresadas por una misma persona o colectivo pueden tener su razón de ser: “No es lo mismo un funcionario puertas adentro que hacia fuera, lo cual no marca una incoherencia si tiene diferentes discursos en estos planos. Más bien, muestra cómo funciona el vivir en sociedad.”

“En este sentido, los discursos de garantismo y mano dura funcionan más como coordenadas para el debate que como discursos reales”, resaltó.

Política y medios: cobertura simple de un tema complejo

Galar alertó sobre los modos en que el periodismo suele cubrir los casos de muerte violenta, dado que “suelen ser temas complejos y en los medios no hay lugar para la complejidad”.

No obstante esta simplificación, el académico reconoció la importancia de la divulgación de información, en tanto generadora de debate: “En general, los problemas de seguridad se discuten a partir de casos específicos, porque los sucesos de muertes violentas que aparecen en los medios sirven como una forma para habilitar la discusión pública”, dijo.

En el plano de la implementación de políticas públicas, Galar alertó sobre la dificultad de “reducir la cuestión de la violencia explicándola solo a través de la pobreza”. En este sentido, entendió la necesidad de “pensar políticas públicas que abarquen la complejidad del caso”.

“Hay medidas que no son de derecha ni de izquierda, como los de la tecnificación de la seguridad”, ejemplificó.

Para finalizar, reflexionó sobre la complejidad de lograr mayor participación ciudadana en la regulación de políticas públicas de seguridad: “Es importante que toda la población participe en política. Pero en el caso de la seguridad es difícil, porque hay mucha gente enojada y con una posición muy tomada. En provincia de Buenos Aires, por ejemplo, se realizaron foros que se llenaron de comerciantes con ganas de hacer justicia por mano propia. Por eso es un tema sensible que no debe resolverse de la manera más sencilla.”