Fue este miércoles. Las fotos satelitales superpuestas permiten ver el avance de tierra arrasada en las provincias de Jujuy, Salta y Chaco. El segundo bosque más extenso y diverso del subcontinente después del Amazonas puesto bajo la lupa desde el espacio[{adj:81262 size-medium}]
El Gran Chaco es el segundo bosque en tamaño y biodiversidad de América del Sur después de la selva amazónica. Tienen distintos climas: el primero semiárido, el otro húmedo. Los dos, sin embargo, sufren similares acciones depredadoras: la rápida deforestación. Con este argumento, la agencia espacial estadounidense eligió el último miércoles como su “imágen del día” fotos satelitales del Chaco que muestran cómo el hombre –ciertos hombres– arrasan con su vegetación autóctona, y con ello también ponen en peligro su fauna, a la par de promover cambios climáticos cuyas consecuencias se verifican a miles de kilómetros.
Las observaciones de los satélites Landsat que expone el sitio de la Nasa indican que aproximadamente el 20 por ciento (142 mil kilómetros cuadrados) del bosque se convirtió en tierras de cultivo o de pastoreo entre 1985 y 2013.
De 2010 a 2018, más de 29 mil kilómetros cuadrados fueron limpiados para granjas y ranchos, sigue el texto de la agencia espacial con remito de los datos a la organización sin fines de lucro Guyra Paraguay. Y añade: gran parte del desmonte se da en la Argentina.
El Gran Chaco se extiende por unos 650 mil kilómetros cuadrados en la Argentina, Paraguay, Bolivia y Brasil. Es el bosque seco más grande de América del Sur, reseña el artículo de la Nasa.
Se compone principalmente de arbustos y árboles de madera dura que proporcionan hábitat para miles de especies de plantas y cientos de especies animales. Los nativos wichí han cazado y se han reunido en esta tierra durante décadas.
Las imágenes muestran la deforestación en un lapso de dos décadas alrededor de la provincia de Salta. La imagen del 18 de diciembre de 2000 muestra una mezcla de tierra despejada y áreas más verdes. La imagen del 24 de diciembre de 2019 muestra gran parte del bosque reemplazado por grandes campos.
Se trata de imágenes procesadas procedentes del espectroradiómetro de imágenes de resolución moderada (Modis) instalado en el satélite Terra de la Nasa.
Soja y vacas a un alto precio ambiental
Gran parte de la tierra despejada afirma el artículo de la Nasa, se convirtió en tierras de cultivo para soja y espacios para la cría de ganado.
Argentina es el tercer mayor productor de soja del mundo. La investigación de la ONG paraguaya muestra que la producción de soja fue un impulsor directo de la deforestación en el bosque durante la década de 2000.
La creciente demanda mundial del poroto –en gran medida para alimento animal– y el aumento de los precios internacionales motivaron a los productores de la región, muchos de ellos grandes jugadores del mercado, a incursionar en tierras sin explotación agrícola previa. Un aliciente extra son las modificaciones genéticas que permiten a la soja resistir climas más severos. Así comenzó el avance sobre bosques y regiones áridas, al compás de legislación ambiental nula o pobre, y falta de control estatal sobre las violaciones a la normativa vigente.
Rara “federalización”
El control de la deforestación en el Gran Chaco es un desafío con varias vertientes, que incluyen el poder de lobby de los grandes productores y exportadores sobre los gobiernos.
En 2007, la Argentina promulgó una “ley forestal” nacional –Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos– que descarga en los gobiernos locales la regulación y fiscalización de la expansión de la agricultura a gran escala y la fijación de prácticas para proteger los bosques nativos. La investigación muestra que esas administraciones locales no pudieron, no quisieron o no tuvieron poder suficiente para hacer cumplir la ley en numerosas zonas protegidas. Muchas, incluso, experimentaron un aumento de la deforestación después de la aprobación de la norma.
Fuente: El Ciudadano.-