El Concejo Deliberante aprobó una ordenanza para imponer el nombre de Rosa Eloísa Paniagua a una calle del barrio Maccarone, en homenaje a la niña de 13 años asesinada por una bala policial durante la represión del 20 de diciembre de 2001, y este domingo a las 19 se realizará el acto de colocación del cartel con el nuevo nomenclador.
La iniciativa, impulsada por los concejales Sergio Elizar y Luisina Minni, del Frente Creer Entre Ríos, a instancias de la comisión vecinal, establece modificar la denominación de un tramo de la calle Manuel Dorrego, desde la intersección con calle Simón Bolívar hasta su finalización. Ambos estarán este domingo en el acto que se desarrollará en el corazón del barrio Maccarone.
Eloísa Paniagua murió por una bala policial durante las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001, en que también fueron asesinados Romina Iturain y José Daniel Rodríguez. Vivía con su padre y sus hermanos en una casa en la calle que desde este domingo llevará su nombre. En el barrio Maccarone era un ejemplo para todos. No sólo cuidaba a sus hermanos desde que se levantaban hasta que se acostaban, sino que también se hacía tiempo para ayudar al padre Alejandro en la parroquia, donde servía la leche a cada uno de los chicos que concurren a diario a comer en el comedor comunitario.
El 20 de diciembre de 2001, en plena crisis y en un contexto de ajuste y represión por parte del gobierno de la Alianza, Eloísa escuchó en la radio que un supermercado que estaba cerca de su casa entregaría comida e insistió en convencer a su hermana mayor para que la acompañara a buscar provisiones para la familia.
Caminó con Jésica, su hermana de 16 años que estaba embarazada; Brian, su hermanito de 10 años; y Lázaro Javier Valenzuela, el tío de ellos. Pero antes de llegar al supermercado decidieron volver, porque advirtieron que la gente regresaba con las manos vacías. Nadie entregaba nada.
Cuando estaban a doscientos metros, en inmediaciones de la Feria de Salta y Nogoyá, se asustaron por los tiros que lanzaba la Guardia de Infantería de la Policía y las corridas de los vecinos. Con esa gente que huía se encontró Eloísa.
“Las mujeres y los chicos, al Parque Berduc; los hombres, por calle Salta, Moreno y luego al barrio”, fueron las directivas. Se trataba de un método que utilizaban los vecinos cada vez que se producía alguna gresca. El objetivo era que los policías persiguieran a los hombres. Pero eso no ocurrió esta vez y un grupo de efectivos de la Comisaría Octava feu también tras las mujeres y los niños.
Cuando llegaron a la pista de atletismo del Parque Berduc vieron llegar un Fiat Duna de color blanco, perteneciente a la Comisaría Octava, en el que se desplazaba el policía Silvio Martínez. El vehículo detuvo su marcha, el agente bajó, se parapetó, apuntó y disparó a las mujeres y los niños, que corrían dándole la espalda.
Eloísa cayó inerte sobre la pista de atletismo, en proximidades al cajón de salto. Su tío Lázaro cree haber sido rozado por el disparo que impactó en la parte posterior de la cabeza de la niña. La impotencia y desesperación ganó la escena.
El cabo Silvio Martínez recién tomó conciencia de lo que había provocado cuando vio el cráneo destrozado de la niña, que ya prácticamente no se movía. Su primera reacción fue bajarse la visera de la gorra, como para que los familiares y vecinos de Eloísa no lo reconocieran; pero en medio de la conmoción no tuvo otra opción que cargar a la niña en el móvil policial y trasladarla hasta el Hospital San Roque. Martínez fue exonerado de la Policía y en 2003 fue condenado a diez años de prisión.
A la misma hora en que velaban a Eloísa, los mismos funcionarios que antes habían felicitado a la Policía por su accionar represivo organizaron una marcha en defensa del Gobierno, desde la Casa del Partido de la Unión Cívica Radical hasta la Casa de Gobierno. Tomados del brazo, avanzaron desafiantes en una marcha a pie, a no más de diez cuadras del dolor de los familiares y vecinos de Eloísa Paniagua.
Aquellos fueron días trágicos para la democracia argentina. La situación social, política y económica decantó en una crisis inédita que llevó a miles de argentinos y argentinas a la pobreza e indigencia, en medio de una total incertidumbre.
Los concejales del Frente Creer Entre Ríos señalaron que “el 19 y 20 de diciembre de 2001 quedaron en la memoria colectiva por los infames hechos pergeñados por un gobierno que respondió con violencia a un pueblo sumido en la pobreza. En Paraná, la represión policial terminó con el asesinato de tres personas. El homenaje a Eloísa es también para Romina, José Daniel y todas las víctimas de aquellos días”.