Hoy un un 15,9 por ciento de la superficie terrestre tiene protección y el 7,1 por ciento de la plataforma submarina; debería llegarse al 30 por ciento para evitar la acelerada pérdida de la biodiversidad.
Para dentro de ocho años, la Argentina deberá casi duplicar las superficies de áreas protegidas, tanto en tierra como en la plataforma submarina. Esto es para cumplir con el compromiso 30x30, asumido en el acuerdo de la Convención sobre Diversidad Biológica, que los países que participaron de la COP 15 de Biodiversidad, entre ellos la Argentina, adoptaron el lunes pasado, al firmar el Marco Global de Biodiversidad de Kunming-Montreal. Este acuerdo histórico impulsado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) busca proporcionar una visión estratégica y una hoja de ruta global para la conservación, protección, restauración y gestión sostenible de la biodiversidad y los ecosistemas para 2030.
Con una clara advertencia, el Secretario General de Naciones Unidas, Antonio Guterres, declaró enérgicamente ante los países negociadores: “La naturaleza nos ha dado mucho, ha llegado el momento de devolverle algo”.
Justamente, dentro de los objetivos del marco se encuentra la meta 3, que busca proteger un mínimo del 30 por ciento global de tierras y océanos para el año 2030, con “el pleno respeto de los derechos indígenas y comunidades locales”.
Desde la Argentina, la campaña ConservAR 30x30 fue impulsada por Aves Argentinas, con el apoyo de 21 ONG del país, más de 250 científicos e investigadores argentinos. También lleva la firma de unas 18.000 personas, que rubricaron su apoyo en una convocatoria de la plataforma Change.org, entre ellos muchos jóvenes comprometidos con la acción ambiental. Desde febrero de 2022, se aunaron esfuerzos para que el país se pronunciara a favor de la meta y firmara el Marco Global en general.
Durante el segmento de alto nivel de la COP 15, tal como se llama al tramo en el que las autoridades de los países toman las decisiones y cierran acuerdos, el ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Juan Cabandié expresó: “Somos el pulmón verde del planeta y queremos seguir siéndolo. Es necesario que se reconozcan los servicios ecosistémicos que brindan los ecosistemas de los países en desarrollo, porque sin nuestros bosques, humedales, glaciares y mares, el mundo no sería el mismo”.
Meta 3, objetivo 30x30
El objetivo 30x30 del Marco Global de Biodiversidad es una meta de conservación, que prioriza la creación de áreas protegidas ecológicamente representativas, reconociendo los territorios y prácticas indígenas y tradicionales. Actualmente, en el mundo, solo el 17 por ciento de las áreas terrestres y el 10 por ciento de las áreas marinas están bajo protección. En la Argentina, están protegidos el 15,90 por ciento del territorio nacional continental y el 7,11 por ciento de la plataforma submarina, según datos del Sistema Federal de Áreas Protegidas (Sifap).
“La protección global del 30 por ciento de áreas terrestres y marinas es, según la ciencia, un mínimo a alcanzar para frenar la acelerada pérdida de biodiversidad, almacenar carbono, evitar futuras pandemias y reforzar el crecimiento económico”, explican en Aves Argentinas.
Según surge del texto del acuerdo que se firmó, en promedio, alrededor del 25 por ciento de las especies de grupos de animales y plantas evaluados están amenazadas, lo que significa que “alrededor de un millón de especies ya están en peligro de extinción, muchas en apenas decenios, a menos que se adopten medidas para reducir la intensidad de los impulsores de la pérdida de diversidad biológica”, dice el documento.
Si no se adoptan medidas, advierte, habrá una mayor aceleración del ritmo de extinción de especies en todo el mundo, “que es ya decenas, cuando no cientos de veces superior a la media de los últimos diez millones de años”.
El Marco Global de Biodiversidad cuenta con cuatro objetivos y 23 metas que los países del mundo deberán cumplir en los años que quedan para 2030. “El trabajo arduo, el de verdad, recién empieza. Y tenemos ahora elementos e indicadores que están dentro de este Marco para que podamos evaluar y asesorar continuamente estos planes y cómo están siendo ejecutados”, expresó David Cooper, vicesecretario ejecutivo de la Convención sobre la Diversidad Biológica de la ONU, durante la última conferencia de prensa de la COP 15.
“Sin dudas, para implementar el marco, el compromiso deberá ser de los gobiernos, empresas, ONG, comunidades indígenas y la sociedad civil en su conjunto, para comenzar con una rápida implementación y por fin detener y revertir la crisis de biodiversidad que enfrentamos”, aseguran en Aves Argentinas.
Los impulsores de la pérdida de diversidad
Según explica el texto del acuerdo, la biosfera, de la que depende la humanidad en su conjunto, dice el documento, “está sufriendo alteraciones sin precedente en todos los niveles espaciales”.
A su vez, la diversidad biológica –la diversidad dentro de las especies, entre especies y la diversidad de los ecosistemas– está disminuyendo a un ritmo más rápido que nunca antes en la historia humana. “Es posible conservar, restaurar y usar la naturaleza de manera sostenible a la vez que se alcanzan otras metas sociales mundiales si se emprenden con urgencia iniciativas coordinadas que promuevan un cambio transformador. Los impulsores directos de este cambio con mayor repercusión mundial han sido (en orden decreciente): el cambio de uso de la tierra y el mar, la explotación directa de los organismos, el cambio climático, la contaminación y la invasión de especies invasoras. Estos cinco impulsores directos son el resultado de una serie de causas subyacentes – los impulsores indirectos del cambio–, respaldadas a su vez por valores y comportamientos sociales”, apunta el documento.
Según se explica, la misión del Marco para el periodo que falta hasta 2030, y la visión para 2050, consiste en “adoptar medidas urgentes para detener e invertir la pérdida de diversidad biológica a fin de encauzar la naturaleza en el camino hacia la recuperación en beneficio de las personas y el planeta”, conservando y utilizando la biodiversidad de forma sostenible, y velando por la participación justa y equitativa en los beneficios que se deriven de los recursos genéticos.
Fuente: La Nación