América Latina enfrenta una crisis silenciosa: en promedio el 40 por ciento de los trabajadores se ven afectados por el estrés. La desconexión laboral por el “presentismo digital” se convierte en una aspiración casi inalcanzable, con serias repercusiones en empleados, compañías y sus economías. Además, solo cuatro de cada 10 trabajadores consideran que su trabajo es importante para la misión de la organización, supo AIM.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el burnout como un síndrome; resultante de un estrés crónico en el trabajo que no se ha gestionado correctamente; sus síntomas incluyen agotamiento extremo, baja eficacia y falta de motivación, que puede llevar a ausencias laborales prolongadas y afectaciones en la salud mental.
Un estudio reciente de Statista, al que tuvo acceso AIM, revela que, en América Latina, entre el 30 y el 40 por ciento de los empleados reportan síntomas de burnout. Y con la llegada de las fiestas navideñas y fin de año se intensifican las crisis de estrés en los ejecutivos de las compañías.
Además, de acuerdo al reporte State of the Global Workplace de Gallup, entre los países latinos, México encabeza el ranking con los índices más elevados, cerca del 45 por ciento de los empleados afirman sentirse agotados y desconectados de sus labores diarias.
En otros países como Brasil, Colombia, Argentina y Chile, los porcentajes también son alarmantes, con cifras que superan el 35 por ciento. En el caso de los trabajadores latinos radicados en EE. UU, las cifras son superiores, ya que el 44 por ciento reporta sentir estrés diario en el trabajo, y especialmente en empleos esenciales (como construcción y servicios), este porcentaje es aún mayor, con tasas por encima del promedio nacional.
Claudia Lalloz, coach corporativa, CEO de Grupo Santalá y especialista en inteligencia emocional para el ámbito laboral, explica a AIM que los múltiples factores que contribuyen al burnout en la región es por las largas jornadas laborales y una cultura que valora la productividad por encima del bienestar.
“En muchos países, es común que los empleados trabajen más de 48 horas semanales, superando los límites recomendados por organismos internacionales”, señala la ejecutiva.
Además de las extensas jornadas, la presión para alcanzar metas, la nula tolerancia al error humano por la influencia de la inteligencia artificial, especialmente en sectores como las finanzas, la tecnología y los servicios, también juega un papel crucial. La falta de políticas de desconexión digital empeora la situación, dado que muchos empleados sienten la obligación de estar disponibles fuera de sus horarios de trabajo.
Desde Grupo Santalá presentan algunas recomendaciones clave para hacer frente a este desafío:
Fomentar una cultura de bienestar laboral: Las empresas pueden implementar programas de bienestar que incluyan apoyo psicológico y espacios de diálogo abiertos para que los empleados compartan sus inquietudes sin temor a represalias.
Adoptar políticas de desconexión digital: Siguiendo el ejemplo de países que han legislado el “derecho a la desconexión”, las organizaciones en América Latina y podrían establecer políticas claras que limiten el contacto laboral fuera del horario de trabajo.
Fomentar el trabajo híbrido y la flexibilidad horaria: La posibilidad de trabajar algunos días desde casa o ajustar el horario de acuerdo a las necesidades individuales ayuda a los empleados a equilibrar mejor sus responsabilidades personales y laborales.
Capacitar a los líderes y jefes de equipo: La capacitación en liderazgo empático es crucial para detectar signos tempranos de burnout en los equipos. Los jefes de equipo deben aprender a identificar los síntomas y brindar apoyo emocional cuando sea necesario, promoviendo un entorno donde el bienestar sea una prioridad.
Proporcionar recursos de salud mental accesibles: Muchas empresas están incorporando servicios de salud mental, como sesiones con terapeutas o acceso a aplicaciones de bienestar. Estos recursos no solo brindan apoyo inmediato, sino que también demuestran un compromiso a largo plazo con la salud de sus empleados.
Educar a los empleados sobre el autocuidado: Además de las políticas empresariales, es importante que los empleados adopten prácticas de autocuidado, como el descanso adecuado, la actividad física regular y la desconexión de los dispositivos digitales en su tiempo libre. Un enfoque integral puede ayudar a los trabajadores a gestionar mejor el estrés e identificar cuando necesitan apoyo adicional.
Consecuencias a largo plazo: el impacto en la salud y la economía
El burnout tiene repercusiones graves para la salud física y mental. Las tasas de ansiedad y depresión han aumentado un 20 por ciento en la región en los últimos cinco años, de acuerdo con la OMS y el Instituto Nacional de Estadística de España (INE).
El estrés crónico está relacionado con enfermedades cardiovasculares, trastornos del sueño e incluso con una mayor incidencia de diabetes. Este deterioro de la salud tiene también un costo económico: en América Latina, se estima que el burnout genera pérdidas de hasta 10 mil millones de dólares anuales debido a la baja productividad, el ausentismo y el aumento de licencias médicas, según el informe de Deloitte sobre bienestar laboral en la región.
“Para abordar el burnout, es crucial que tanto las empresas como los gobiernos adopten políticas preventivas. En países como Francia y Portugal, se han implementado leyes de derecho a la desconexión; que protegen el tiempo de descanso de los trabajadores, algo que podría ser efectivo en América Latina. El bienestar debe ser visto como una inversión y no como un gasto; incorporar programas de apoyo psicológico, sesiones de coaching empresarial, fomentar el teletrabajo y flexibilizar los horarios puede ayudar a reducir el burnout”, agrega Lalloz.