Por Enrique Cresto, titular del Ente Nacional de Obras Hídricas de Saneamiento (Enohsa). Desde el Enohsa, junto con los distintos niveles del Estado, tenemos como prioridad contribuir a la reactivación de la economía nacional. Es uno de los ejes centrales en que trabajamos, porque de este modo podemos seguir ampliando derechos, garantizando el acceso al agua de los argentinos y las argentinas en cada rincón del país.
Es el camino que nos marcaron el presidente Alberto Fernández y el ministro de Obras Públicas de la Nación Gabriel Katopodis, quienes nos encomendaron la enorme tarea de continuar desarrollando obras de agua segura y saneamiento cloacal en todo el territorio nacional.
Es con esa perspectiva amplia que aunamos esfuerzos de cara a consolidar la federalización y expansión de la obra pública, traduciendo en hechos la decisión política de multiplicar las intervenciones en toda la Argentina. Porque en efecto sabemos que un mayor desarrollo de esta clase de proyectos permite revitalizar la cadena productiva, potenciar la creación de puestos de trabajo y propulsar los mercados, propiciando así el funcionamiento de un círculo virtuoso con el potencial de poner de pie a nuestro querido país.
Con ese horizonte y a partir de la puesta en marcha de un Mapa Federal de Agua y Saneamiento, conseguimos quintuplicar el presupuesto de inversión de obras. El Mapa es una herramienta de diagnóstico que instrumentamos con la participación clave de gobernadores e intendentes.
Con este avance, logramos alinear nuestro trabajo con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU). La iniciativa propone alcanzar en 2030 la cobertura total de agua potable y de al menos un 80 por ciento de los servicios de saneamiento en todo el mundo.
En esa línea además impulsamos acciones como los Foros Federales “Hablemos del Agua”, cuya finalidad es facilitar la construcción colectiva de una Ley del Agua entre distintos actores de la sociedad, por caso comunidades, provincias, municipios, universidades y ONGs.
Esta iniciativa, que promovemos en conjunto con la presidenta de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA), Malena Galmarini, cuenta con el apoyo e impulso del Ministerio de Obras Públicas de la Nación, FUTRASAFODE (Fundación de los Trabajadores Sanitaristas para la Formación y el Desarrollo), el Sindicato Gran Buenos Aires de Trabajadores de Obras Sanitarias (SGBATOS), el Instituto Universitario del Agua y el Saneamiento (IUAS), y diferentes organizaciones gubernamentales, académicas, profesionales y sociales.
Entre todos asumimos el desafío de lograr que se apruebe esta norma, para democratizar el acceso universal a los servicios de agua y saneamiento más allá de cualquier administración.
Tenemos muy presente que en definitiva se trata de concretar proyectos que mejoren la calidad de vida de la gente. Son las pequeñas obras las que repercuten en la proximidad propia de los barrios, además de generar mano de obra intensiva. Porque la obra pública, por sobre todo, sostiene el empleo. Y el trabajo, además de ser un derecho, es uno de los pilares de nuestra sociedad.
En este sentido, vale señalar que cuando comenzamos nuestra gestión en el ENOHSA, a fines de 2019, contabilizamos sólo once obras de agua y saneamiento en ejecución. En contraste, en 2022 tenemos más de 1.400 frentes de obras en todo el país, generando más de 17 mil puestos laborales.
Es así que con el Plan Federal de Agua y Saneamiento seguimos llevando estos servicios esenciales a cada rincón de la Argentina, sin hacer distinciones partidarias ni de ningún tipo. Con esa misma visión federal, inauguramos las oficinas centrales de la Delegación Mesopotámica del ENOHSA, en Entre Ríos, la Delegación Norte Grande, en Tucumán, y nuevas Delegaciones en Santa Fe y Córdoba. Se trata de representaciones regionales del Ente que nos permiten optimizar los trabajos que se encuentran en ejecución en el área, alcanzando otras provincias.
En resumen, trabajamos siempre con la meta de consolidar la obra pública como motor de la economía, para así concretar avances que mejoren la calidad de vida de los siete millones de personas que aún no cuentan con agua potable, y de los otros 20 millones que carecen de cloacas. La vara es alta, pero vamos bien encaminados, con la Argentina de pie y preparada para saldar esta deuda histórica.