Un equipo de la Universidad Nacional de Río Negro está desarrollando una estrategia para el monitoreo y la contención en aguas del país y Chile
Un equipo de la Universidad Nacional de Río Negro (UNRN) está investigando el poder invasor y el impacto ecológico del alga didymo en los ríos y los lagos de la Argentina y Chile para diseñar una estrategia que facilite su contención y su monitoreo.
Es la primera vez, según afirman los investigadores del Instituto de Investigación en Paleobiología y Geología (Iipg), que se analiza de manera integrada “el potencial invasor de la especie, la susceptibilidad del ecosistema de ser invadido o su grado de receptividad y los impactos del ambiente, incluido el conjunto de organismos vivos”, definieron a través de un comunicado.
El didymo, más popularmente conocido como “moco de roca” (Didymosphenia geminata), se identificó por primera vez en el país hace dos décadas. Fue en 2010 en el río Futaleufú, Chubut. A través de un comunicado, los investigadores explicaron que se trata de una “microalga con alto poder de propagación y elevada capacidad invasiva en cortos periodos de tiempo”.
La mayoría de las especies exóticas invasoras (EEI), que pueden ser animales, plantas, hongos o microorganismos, aparecen en áreas ajenas a su lugar de distribución natural por la actividad humana, ya sea de manera intencional o accidental. Son, de acuerdo con el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible, la segunda causa de la pérdida de la biodiversidad del planeta; los más afectados son los ecosistemas acuáticos. En 2016, según se publicó, habían 654 EEI identificadas en el país, y la lista oficial, que incluye el alga que estudia el equipo de la Unrn, se puede consultar aquí.
Agua y hábitat
El equipo que coordina Pablo Macchi, del IIPG de la Unrn, está estudiando el avance del didymo. “Su presencia masiva en aguas dulces de América del Sur produce cambios en la calidad del agua y alteración del hábitat existente, afectando la biodiversidad”, indicaron a través de un comunicado.
A la vez, según señalaron, la invasión “impide el crecimiento de otras algas, disminuye o hace desaparecer marcoinvertebrados (insectos, crustáceos y caracoles acuáticos, entre otros) y afecta las áreas de alimentación y reproducción de peces”. También, afecta el aspecto visual de los ambientes acuáticos y, por lo tanto, la actividad turística y económica de la zona.
“La principal preocupación socioeconómica actual para la región es el desarrollo de floraciones en ríos y lagos, donde se realiza la pesca deportiva de salmónidos, por sus efectos en los ecosistemas”, indica Macchi, docente e investigador del Iipg de la Sede Alto Valle y Valle Medio de la universidad, en General Roca.
Sin embargo, el equipo apunta que el impacto del alga didymo fue “poco investigado en la Argentina”. Las investigaciones disponibles, de acuerdo con los científicos, “no tienen en cuenta otros aspectos clave en la propagación del alga, como la invasividad y la invasibilidad”.
“El conocimiento integrado de la invasión posibilitará elaborar e implementar mejores estrategias de gestión y gobernanza, centradas en prioridades bien definidas, que permitan el desarrollo de programas de bioseguridad de especies invasoras”, dijo Macchi.
La Nación.-