Argentina tiene una de las supercomputadoras más potentes del mundo. En la región, es uno de los dos únicos países en contar con una. Este hito se concretó hoy cuando se puso en funcionamiento a la supercomputadora Clementina XXI en el Centro de Cómputos en el Servicio Meteorológico Nacional (SMN).
El dispositivo, valorado en 1.740 millones de pesos, ubicado entre los cien más potentes del mundo y caracterizado por ser de uso abierto y compartido a todo el Sistema de Ciencia y Tecnología nacional, representa un salto cualitativo para la ciencia argentina y el sistema científico tecnológico. Estuvieron presentes los ministros de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, y su par de Defensa, Jorge Taiana.
Acompañaron la Directora del Servicio Meteorológico Nacional y Secretaria General de la Organización Meteorológica Mundial, Celeste Saulo; el Secretario de Articulación Científico Tecnológica, Juan Pablo Paz; la Secretaria de Investigación, Política Industrial y Producción para la Defensa, Daniela Castro; el Vicepresidente del Banco CAF Christian Asinelli, y el Subsecretario de Coordinación Institucional, Pablo Nuñez.
Filmus abrió el acto: “Estamos contentos de empezar las pruebas para que Clementina XXI pueda cumplir con su función” y se remontó a la década del 60 con la llegada al país de la primera Clementina y los distintos momentos del país, “una época donde la CyT tenían un desarrollo enorme, con Premios Nobel. Teníamos un desarrollo científico tecnológico a partir de las décadas del 40 y del 50 donde había una autonomía científico tecnológica que estábamos orgullosos. Esto comienza a desdibujarse con la Noche de los Bastones Largos, que significó la salida de Manuel Sadosky (que luego retornaría como figura clave en la Presidencia de Raúl Alfonsín como primer secretario de Ciencia y Técnica y en la recuperación del CONICET). Hay que pensar que los distintos momentos los cuales la ciencia argentina fue atacada -en parte en dictaduras y aún en democracia- la idea era desarrollar un país primario sin desarrollo científico tecnológico propio”, argumentó.
Y siguió: “Ahora que se está discutiendo si la ciencia debe ser privada y qué papel juega el Estado en la ciencia. Los países centrales y aquellos que lograron crecimiento son los que invierten en CyT. Argentina ha dado muestras que aun en condiciones difíciles tiene excelentes posibilidades de integrarse al mundo con su capacidad de desarrollo científico tecnológico. No me imagino ningún sector privado en Argentina que pudiera comprar una supercomputadora de 1.740 millones de pesos al servicio del todo el SNCTI. Nuestro sector científico tiene un entramado de interacción con el sector privado. Se trata de un Estado que invierte fuertemente para traccionar la inversión privada”.
El ministro expresó que “hoy es un día emocionante que quedará en la historia. Tenemos la seguridad del aporte a la ciencia y tiene que ver con mejorar las condiciones de vida de la gente y también, son días de comprometernos a defender y dar debate por qué la ciencia es importante” y se refirió a las recientes expresiones donde los/as científicos deberían autofinanciarse “en proyectos como este sería difícil a través de la autofinanciación”, y remató, “las políticas pendulares corta la investigación y la ciencia. Hay que pensar estos temas a mediano y largo plazo al margen de la discusión partidaria. Sin CyT no hay futuro para el país”. El ministro destacó el trabajo de la cartera de Defensa, y del Consejo Interinstitucional de Ciencia y Tecnología (CICYT).
Paz, por su parte, afirmó: “Este evento es algo realmente importante y va a quedar en el recuerdo de todos/as nosotros y de la gente. Haber llegado hasta aquí y conformar lo que podemos designar el nodo central del Sistema Nacional de Supercómputo es algo realmente trascendente. Argentina tiene una trayectoria en informática y computación que se remonta a los años 60 con una comunidad científica consolidada, pero nunca en la historia hubo y fue capaz de contar con un equipo de cómputo entre las 500 más poderosas del mundo. Esta computadora está entre las 100 más potentes del mundo, y estaría ubicada en el puesto 82”, enfatizó.
Cabe señalar que Clementina XXI fue adquirida en el marco de la Iniciativa Nacional de Supercómputo, implementada conjuntamente entre las carteras de Ciencia, de Defensa, el SMN y el CONICET, licitada por la empresa Lenovo y financiada por el Ministerio de Ciencia con fondos provenientes de un crédito del Banco de Desarrollo de América Latina (CAF).
En este sentido, el Vicepresidente corporativo de programación estratégica del CAF, Christian Asinelli, manifestó: "El aporte que los organismos multilaterales de crédito pueden hacer hoy para estimular el desarrollo científico y tecnológico es clave para el futuro, pero también para el presente de América Latina y el Caribe” y continuó "el fortalecimiento de los sistemas de ciencia y tecnología es indispensable para transformar las matrices productivas, así como para contribuir a la generación de empleo y mejorar la calidad de vida de los ciudadanos”, agregó.
Estuvieron además presentes el Gerente General de INTEL, Adrián de Grazia; el Gerente de Sector Público, Laura Huarte; el Especialista de Data Center del SMN, Matías Ugalde; el Arquitecto de Soluciones de Lenovo, Ricardo Marino; entre otros/as.
La supercomputadora, que tiene una potencia de cómputo que hoy la ubicaría en el puesto 82 del ranking mundial, es cuarenta veces más potente que la computadora más poderosa instalada hoy en el país, Huayra Muyu, utilizada por el SMN para hacer su pronóstico operativo. Es indispensable para estudios de genómica, diseño de fármacos, nuevos materiales, diseño industrial, modelado de cuencas petroleras y gasíferas, el desarrollo de la inteligencia artificial y la ciencia de datos, el modelado de sistemas complejos, la confección de pronósticos meteorológicos, entre otras cosas.
La capacidad de cálculo de esta computadora es de 15.3 Peta FLOPs usando sus aceleradoras GPUs y de 440 TFLOPs usando sus procesadores CPUs. Esto quiere decir que, apelando a sus aceleradoras GPUs esta máquina podrá realizar quince mil trescientas millones de millones de operaciones matemáticas elementales por segundo. Consta de 296 aceleradoras (GPUs) Intel Ponte Vecchio, y 5120 núcleos en procesadores (CPUs) INTEL Sapphire Rapids HBM, que corresponden a la última tecnología en procesadores de Intel y una memoria de 1.66 Petabytes (1.660.000 Gigabytes), red para interconexión interna entre sus nodos de 400 Gigabytes por segundo, refrigeración por agua en forma directa, y un consumo eléctrico de 233 KW.
El nombre de la supercomputadora se inspira en “Clementina”, la primera computadora de uso científico que se instaló en el país en 1960, bajo la gestión del científico y matemático Manuel Sadosky, dado que hoy representa un nuevo salto cualitativo en el sistema científico tecnológico nacional.