Los escasos caudales de los ríos y las pocas precipitaciones obligan más que nunca a ser custodios de plantas y animales que se encuentran subsistiendo ante condiciones adversas.
Nunca como ahora la flora y la fauna autóctona han estado en una situación de peligro tan acuciante a consecuencia de la falta de agua que afecta la supervivencia de las especies, a las que como nunca hay que proteger para evitar que la desertización avance y que el despoblamiento de animales se haga una constante en detrimento del ambiente y la naturaleza.
En el caso de las plantas es necesario señalar que la falta de agua es, sin dudas, uno de los desafíos más grandes para los vegetales, ya que se trata de un factor fundamental de la supervivencia. En este sentido hay que tener en cuenta que, a diferencia de los animales, las plantas no pueden adecuar su comportamiento a cambios repentinos, por eso es que ante la escasez de agua las plantas propias de lugares muy secos se retraen y se cubren de capas protectoras. Si los humanos no advertimos ese fenómeno, es probable que podamos dañarlas al intentar descubrirlas o trasplantarlas de un lugar a otro. De ahí el cuidado extremo que debemos tener cuando nos internamos en el campo o nos enfrentamos ante alguna especie autóctona. Preservar su ambiente y condiciones es fundamental para que la planta subsista, ya que de lo contrario estaremos contribuyendo a que ese ejemplar desaparezca posibilitando el avance del desierto
Respecto de la fauna es un hecho de que muchas de las especies características de nuestra provincia y de la Región de Cuyo están en peligro de extinción, un fenómeno que hay que revertir para evitar la desaparición de animales autóctonos que contribuyen con la biodiversidad de la zona.
Para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, en el mundo hay unas 5.200 especies de animales en peligro de extinción, la mayoría de ellas a consecuencia de la destrucción y fragmentación de sus hábitats, algo que se observa cuando hay incendios forestales, talas o desmontes destinados a ampliar superficies cultivables o proyectos inmobiliarios; contaminación de ríos y lagos, u otras acciones invasivas destinadas a ganar terreno en ámbitos que son propios de determinadas especies animales.
En la provincia de San Juan hay identificadas alrededor de unas 300 especies de animales autóctonos, y el mayor peligro de depredación está dado por el accionar de los cazadores furtivos, a los que no les interesa que haya especies que están en vías de extinción. Si bien en nuestra provincia está prohibida la caza de animales silvestres en peligro de extinción, se ha comprobado que la actividad no cesa, por lo que las autoridades de la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable deberán controlar y sancionar más efectivamente la acción de los cazadores furtivos
Acabar con la caza furtiva es una tarea muy necesaria ya que se sabe que junto con las drogas y las armas esta práctica representa el tercer negocio ilegal más redituable en la actualidad.
Fuente: Diario de Cuyo