En anuncio de la eliminación del Instituto Nacional de Agricultura Familiar, Campesina e Indígena (Inafci) “apunta a un modelo de concentración de la producción, favorece al agronegocio y profundizará el éxodo rural”, afirmó a AIM Pablo Benetti, ingeniero agrónomo del organismo en Entre Ríos. En Entre Ríos el gobierno nacional despedirá a 62 trabajadores de la delegación.
El vocero presidencial, Manuel Adorni, confirmó en conferencia de prensa que dejará de funcionar el Inafci. “Somos 964 empleados, de los que 60 trabajan en Entre Ríos, y nos enteramos así que nos quedamos sin empleo, es decir, sin trabajo”, contó a esta Agencia Benetti. En ese sentido, recordó que en el gobierno de Mauricio Macri también hubo despidos y detalló que hubo, anteriormente, dos tandas de trabajadores desvinculados.
El cierre del Instituto representa una mirada que se centra en el agronegocio y el extractivismo, dejando de lado a pequeños y medianos productores, profundizando el sector más concentrado del campo en Argentina
Pablo Benetti, ingeniero agrónomo del organismo.
En ese sentido, lamentó que Adorni trató despectivamente a los trabajadores, y apuntó: “Se ve que no sabe la labor que realizamos en el organismo y desconoce la función vital que cumplíamos en el sector agropecuario para los pequeños productores de agricultura familiar”.
Al respecto, contó que el Inafci “llega con iniciativas de la articulación de los pequeños productores con las Juntas de Gobiernos, municipios, provincias, la ciudad, el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria y con el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), es decir, un profundo trabajo que tiene una gran territorialidad que ningún otro organismo posee”.
“Nosotros llegábamos sobre el Guayquiraró (en medio acá del norte entrerriano) a familias que viven en situaciones totalmente de pobreza, donde, como ingeniero no solamente ayudábamos en cuestiones productivas, sino, también, en las cuestiones sociales”, detalló y agregó: “También acompañamos a productores en la conformación de organizaciones, de cooperativas. Acá veníamos trabajando con dos cooperativas tamberas, que si no hubiera sido por el acompañamiento del Instituto hoy hubieran quedado los nueve o diez productores tamberos que hay en la zona sin cooperativa, por lo que no habrían podido seguir peleando una actividad tan crítica como es la lechería”.
Por otro lado, “se trabaja mucho en huertas comunitarias y otros procesos, como en Santa Elena que se lograron tres hectáreas para la producción hortícola y venimos trabajando con un proyecto que se financió justamente del Instituto para la producción de alimento sano y saludable en una localidad con alto porcentaje de desocupación. Todo eso desaparece hoy, o sea, esa asistencia, ese acompañamiento de los productores, desaparece totalmente”, indicó el ingeniero.
Agronegocio y éxodo rural
La posición del gobierno nacional de Javier Milei con el cierre del Instituto representa “una mirada que se centra en el agronegocio y el extractivismo, dejando de lado a pequeños y medianos productores, profundizando el sector más concentrado del campo en Argentina”.
Así, la política de Estado promueve la concentración de la producción “sin medir que realmente hay gente que vive en el campo, que el campo no es uno solo, que es heterogéneo, que hay familias que se sustentan y viven en el medio rural y que necesitan la ayuda del Estado para poder subsistir”.