Sin respuesta de los organismos nacionales Inta y Senasa, ni apoyo del gobierno provincial de Chubut, “proponemos la comercialización directa de carne producida por los pequeños productores”, informaron a AIM desde la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT). En ese marco, piden por políticas públicas para proveer carne a precios populares y alimentos sanos. Desde el sector, denuncian que, en Argentina, hay siete grandes cadenas de supermercados (seis de ellas de origen extranjero) que controlan el grueso de la venta de alimentos y hay, además, un tercio de la población por debajo de la línea de pobreza (la mitad de los niños y las niñas del país son pobres).
"El acceso al consumo de carne se ha convertido en un lujo y solo es accesible para algunas pocas familias. Por eso los pequeños productores patagónicos reiteramos nuestra presencia, reivindicando la necesidad de políticas públicas para asegurar regulaciones adecuadas, logística, infraestructura y mercados para la comercialización de carnes, lana y todos los productos del campo que contribuyen a la economía regional y la soberanía alimentaria”, expresaron a AIM desde la UTT.
En ese sentido, agregaron: “La producción de carnes es una importante fuente de trabajo, con amplia tradición en la región patagónica, que permite el arraigo de las familias productoras a la ruralidad”.
Por eso, “luchamos contra el hambre desde la solidaridad y exigimos políticas que nos faciliten entregar alimentos sanos al pueblo”.
En ese marco, este miércoles 8 y jueves 9 de enero, se llevará a cabo la venta directa de pequeños productores de Río Negro y Chubut que, “sin respuesta de los organismos nacionales Inta y Senasa, ni apoyo del gobierno provincial, proponemos formas de comercialización de carne a las familias vecinas”.
“Así luchamos contra el hambre desde la solidaridad y el quehacer cotidiano”, ratificaron.
No es la primera vez que la UTT realiza medidas en pos de la soberanía alimentaria. En ese sentido, desde el sector, destacan que, en Argentina, hay siete grandes cadenas de supermercados (seis de ellas de origen extranjero) que controlan el grueso de la venta de alimentos. Hay también unas 50 millones de hectáreas que se destinan a la producción de soja para exportación con uso intensivo de productos químicos. Y hay, además, un tercio de la población por debajo de la línea de pobreza (la mitad de los niños y las niñas del país son pobres).
Para la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT), una de las organizaciones integrantes del Foro por un Programa Agrario Soberano y Popular, la solución de fondo debe ser superadora de los abordajes coyunturales: hace falta un Ministerio de Alimentación en la Casa Rosada. Lo explica Nahuel Levaggi, coordinador general de la UTT: “La alimentación, como la salud o el trabajo, es una necesidad básica de toda la población, no importa la clase social a la que pertenezcas. El Estado Argentino debería tener una política totalizadora para un tema fundamental como la alimentación”.
Como toda iniciativa de interés público, lo que hace falta es voluntad política. Hoy en día todo el mercado de alimentos está manejado por grandes corporaciones, desde la producción de la materia prima hasta la comercialización. Están totalmente concentrados, tanto la matriz de producción de alimentos como los circuitos de comercialización.
Eso se ve claro en la producción de semillas y agrotóxicos, que son el corazón de la agroindustria. También pasa en las industrias agroalimentarias como las carnes y los lácteos. La concentración en pocas manos se fue profundizando con los años.
Cabe recordar que, el Foro por un Programa Agrario Soberano y Popular elaboró en el mes de mayo un paquete de propuestas desde abajo para avanzar en políticas públicas destinadas a los sectores más relegados del campo y la economía productiva, también alertó sobre la presencia de las corporaciones en la lucha contra el hambre. En un comunicado reciente, las organizaciones participantes expresaron: “Syngenta junto a un puñado de corporaciones, entre las que se destaca también Bayer-Monsanto, es responsable de la expulsión de miles de campesinas y campesinos a las grandes ciudades durante las últimas décadas y ellos son uno de los principales sectores que padecen el crimen que significa el hambre que hoy azota a la Argentina”.