Los precios de las naftas y el gasoil superan el 140 por ciento de aumento desde noviembre, mientras que las ventas de los combustibles cayeron un 20 por ciento desde que comenzó el año, según las estaciones de servicio.
Los volúmenes afectó más a los combustibles “premium”, que son -estimativamente y según las petroleras- un 23 por ciento más caros que la nafta súper o el gasoil común.
En particular, la caída en los volúmenes expendidos se notó -además- en las estaciones de servicio de las zonas limítrofes, como Mendoza o Misiones, donde los automovilistas chilenos y paraguayos cruzaban la frontera para llenar sus tanques aprovechando el precio más conveniente que había, hasta ahora, en la Argentina. Una diferencia que, no obstante, se mantiene en el caso de Uruguay.
“En este camino de sinceramiento en los precios de los combustibles, que fue necesario porque veníamos de precios congelados, notamos una caída del 15 por ciento en el caso de algunas petroleras y del 20 por ciento en otras, durante el mes de enero”, dijo Isabelino Rodriguez, presidente de Cecha, la cámara que agrupa a las estaciones de servicio.
Según el empresario, la tendencia es vista con “preocupación” por el sector aunque confían en que las petroleras “deberán encontrar un punto de equilibrio” para que no caiga la demanda, consideró.
De hecho, ocurrió tras la liberación de los precios, que el mercado provocó diferencias importantes de precios entre las estaciones de servicio, incluso del mismo operador ya que algunos entienden que, si bien la nafta a casi 1000 pesos beneficia al sector, también perjudica al resto de las industrias y a los consumidores particulares.
Esta competencia entre las marcas, derivó en importantes promociones para la carga de los combustibles, especialmente con billeteras virtuales. Así, algunas petroleras que había aplicado el último aumento en sus productos por encima de los de YPF, intentaron reducir las diferencias con la petrolera de bandera, aplicando bajas del orden del 1 por ciento al 2 por ciento.
Históricamente el precio del combustible rondó 1,20 dólares. Si bien la mayor parte de los aumentos previstos para alcanzar este valor ya se implementaron aún quedan algunos factores que pueden volver a impulsar los precios de los combustibles.
En primer lugar el potencial traslado de la carga impositiva sobre la nafta y el gasoil (ICL) que el anterior Gobierno no la trasladaba a los precios al consumidor. Ese gravamen se actualizó por última vez en el segundo trimestre de 2021. Y vence el 1° de febrero, aunque todavía no se sabe si el Gobierno reactivará o no ese tributo.
Si el nuevo Gobierno permite el traslado del ICL a los precios, una suma que ronda los $2800 millones, eso impactaría entre 10 por ciento y 11 por ciento en los valores de los combustibles. Por otra parte, la liberalización de las normativas del rubro suprimieron el barril criollo. Con lo cual, la diferencia con el precio del crudo internacional tiende a desaparecer. Es decir, ahora, el productor le va a cobrar al refinador aproximadamente el valor internacional menos el costo del seguro, del flete, etcétera. "Entendemos que todavía puede haber un reajuste ahí", cuentan en el sector.
Los otros factores que pueden incidir en las subas e impactar en los bolsillos de los automovilistas es una nueva devaluación del peso y también la incidencia en el corte de los biocombustibles en las naftas que actualmente está en el 7 por ciento y la idea es llevarlo al 15 por ciento, explicó el titular de Cecha.
Fuente: Clarín