Tras 12 días de protestas callejeras que amenazaban incendiar el país, acorralado y descubierto el origen de sus medidas, el presidente de Ecuador, Lenin Moreno, decidió dar marcha atrás con el ajuste.
Tras recibir a los representantes de las organizaciones indígenas que llegaron a pie a Quito a pesar de la hostilidad policial por el camino, Moreno acordó derogar el decreto 883, que dispuso un gran aumento de los combustibles, y formar una comisión para estudiar toda la cuestión .
El decreto 883
El dirigente indígena Jaime Vargas dijo que el decreto 883 genera injusticia, no desarrollo. Consideró improvisada la política del gobierno, que en su criterio tiene ministros ”llenos de vagos que no hacen nada por la patria”. Una observación que podría servir fuera del Ecuador, pero con la aclaración de que tales vagos están en sus puestos no por inútiles, sino todo lo contrario.
Porque no se trata para ellos, a diferencia de la gente que protestó en las calles, de servir a la patria sino al FMI y al interés financiero que representa.
El decreto, que Lenin Moreno parecia dispuesto a defender con máxima autoridad, permitiría el gobierno ahorrar una cantidad similar a la que el FMI prestó al gobierno, que es sospechosamente casi la misma que Moreno perdonó a la banca internacional radicada en su país.
Vargas observó este punto si dar cifras. El buen Gobierno es el que defiende a su pueblo, no los intereses de las transnacionales. Hoy se ve y se siente clarito señor presidente que la derecha está administrando el país. El Fondo Monetario Internacional, y es por eso que estamos aquí, hemos hecho todo el esfuerzo posible, dijo para no dejar duda sobre su pensamiento
La virulencia de la protesta por el gobierno primero al ex presidente Rafael Correa, del que Moreno era vicepresidente, y luego a la combinación del propio Correa con el gobierno de Venezuela.
Entre Quito y Guayaquil
Con estos argumentos, severamente compartidos por la prensa llamada seria, Moreno decretó el estado de sitio y huyó con los vagos de su gabinete a Guayaquil, para retornar a Quito y recibir a los indígenas cuando se vio entre la espada y la pared
Finamente, al cabo de 12 días de protestas fueron silenciadas cuanto se pudo, el mediador de las Naciones Unidas, Arnaud Peral, anunció que se terminan las movilizaciones y medidas de hecho en todo Ecuador. ”Nos comprometemos a restablecer la paz en todo Ecuador”
Una defensa final de la medida recomendada por el FMI a favor de los bancos ensayó el ministro de Finanzas, Richard Martínez. ”Si se deroga el decreto, beneficiaríamos a las mafias, a los contrabandistas y los más ricos. Son dólares que se van de la economía ecuatoriana.”
A diferencia del ministro ecuatoriano, la prensa de México, por ejemplo, destacó “Un triunfo enorme del movimiento indígena y popular en Ecuador”, en el que quedaron por el camino 937 heridos, 1.121 detenidos y seis personas fallecidas.
¿Qué hacer?
La impresión es que Moreno se vio obligado a resolver el problema que creó su actitud servir ante el FMI, que el ex presidente Correa consideró una traición. El gobierno deberá buscar otra manera de pagar el crédito que le dio el organismo financiero internacional para llenar el agujero que le creó la condonación de las deudas de los bancos
Moreno sufrió un giro de 180 grados con relación a las políticas de su propio partido, el de Correa, que ahora está en Bélgica, obligado a presentarse frecuentemente en el consulado ecuatoriano
El poder detrás del trono
Así como los europeos se sienten engañados porque las medidas reales las toma un grupo de tecnócratas en Bruselas, sin participación del congreso continental, que parece un adorno político caro, los técnicos del Fondo Monetario Internacional ordenan hoy el Ecuador en alianza con un gobierno de empresarios.
Pocos antes del paquetazo de Moreno el FMI había adelantado que no habría nuevo desembolso del crédito si el gobierno no hacía reformas; es decir, si no se avenía a las recetas neoliberales que son su arsenal teórico, casi estrictamente contrario al del partido de Moreno
Los indígenas que decidieron la cuestión y las clases medias del Ecuador entendieron que el gobierno, por mandato del FMI, quiso obligar a los pobres a pagar la crisis y reducir al pueblo a la miseria para pagar la deuda externa.
El decreto 884 permitía movilizar a las Fuerzas Armadas y la Policía para mantener el orden, suspendía el ejercicio de la libertad de asociación y reunión, limitaba el derecho a la libertad de tránsito autorizaba la requisición de bienes y de servicios.
Se trataba de prevenir lo que vendría como consecuencia de las recomendaciones del FMI, pero al final todo fue inútil porque la reacción popular se hizo incontrolable
De la Redacción de AIM.