A partir de un comunicado, al que tuvo acceso AIM, trabajadores del hospital Posadas, el nosocomio más grande del país, informaron que la institución “quedó imposibilitada para seguir operando, porque no cuenta ya con la capacidad de responder a la demanda de la población que acostumbraba atenderse en él”.
Entre las tantas cuestiones que desencadenaron este desenlace, se encuentra la desarticulación de todos los equipos de guardia del hospital. “Esta situación fue provocada por la irresponsable decisión del director de Recursos Humanos, Juan Ignacio Leonardi, quien con el único fin de ahorrar dinero, ha decidido disminuir el pago de los profesionales monotributistas que son el 90 por ciento de los médicos que realizan guardias en el hospital”, especifica el documento.
“Esto se suma a la situación de que, aprovechando la precariedad de la modalidad de contrato de los profesionales monotributistas que no tienen convenio laboral, el hospital hace dos años no otorga aumento a los profesionales de guardia”, supo AIM.
“En vistas de esta situación, del maltrato recibido y de la realidad económica del país, es lógico que la decisión de los médicos haya sido la de no concurrir a realizar más guardias en el hospital. Lo que sucede es fácilmente demostrable y no es una campaña política. Es tan solo una descripción de la realidad. Mientras el director ejecutivo del hospital, Pablo Bertoldi Hepburn invierte su tiempo en sacarse fotos con las mejoras edilicias del nosocomio y la directora médica, Lidia Bormapé, se niega a recibir a los jefes de Departamento”, agrega el texto.
Mientras tanto, los pacientes que se acercan a las guardias del hospital son advertidos de que solo se atienden riesgos de vida y que por cualquier otra consulta se dirijan a otro centro asistencial. En las guardias de adultos y de pediatría sólo se cuenta con uno o dos médicos contratados, cuando el plantel completo para poder funcionar era de ocho o nueve médicos sumando a los monotributistas. Las unidades de terapias intensivas y coronarias también se encuentran conformadas por profesionales con esa modalidad de contratación.
“No se entiende bien la lógica del manejo del hospital por parte de las autoridades que invierten millones de dólares en reformas edilicias cosméticas, y desprecian lo más valioso, el recurso humano. De nada sirve tener equipamiento médico si no se cuenta con personal profesional para utilizarlo. Para poder salvar la vida de un bebé con bronquiolitis se necesita de todo un equipo. Personal administrativo con formación que reciba al paciente e interprete la urgencia, un médico que haga el diagnóstico y prescriba el tratamiento, un kinesiólogo que lo ayude a respirar y a eliminar secreciones, un enfermero que administre la medicación, un ayudante de enfermería que realice los traslados. Sí, mucha gente, pero si lo que está en juego es la vida de tu hijo te aseguro que en esto no se puede ahorrar”, advierten los trabajadores.
“Quizás se trate de la lógica de los políticos: Gastar 10 millones de dólares y decir que se gastaron 20 para robarse los otros 10. El problema que no tomaron en cuenta es que a los médicos no se les puede sacar la mitad del sueldo para robárselo ellos”, concluye el comunicado.
Antecedentes
A inicios de 2019, los trabajadores del hospital nacional Posadas se enteraron de una nueva ola de despidos llevada adelante por la administración macrista. En su mayoría profesionales que venían trabajando bajo el régimen de monotributo. Al menos 30 despidos fueron confirmados esta semana y se trataría en su mayoría de profesionales que se desempeñaban en la atención a pacientes de distintos servicios especializados.
El conflicto laboral en el hospital Posadas, el más grande del país y el único que administra el gobierno nacional, parece no tener fin y según trascendidos continuarían las medidas por parte de la administración. Cabe recordar que la institución finalizó 2018 con una nueva ola de despidos, con más de 600 cesantías que se produjeron en los últimos meses, supo AIM.
Las presiones a los empleados del nosocomio no se limitan a los despidos, también existe una fuerte presión a través del cambio de turnos, ampliaciones de horarios nocturnos y sanciones salariales para aquellos que se nieguen a cumplir con la condiciones impuestas por la gestión de Cambiemos, en un escenario que además tiene a casi el 80 por ciento del plantel de trabajadores de forma precarizada, lo que facilita las cesantías.