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Política
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El mega DNU le complicó la vida al oficialismo en el Senado

Así como la ruptura del Frente de Todos en el Senado, a partir del armado del bloque Unidad Federal, generó un parate histórico en ese Cuerpo, el mega decreto firmado a fines del año pasado por Javier Milei causó el mismo efecto en ese ámbito. El oficialismo se cuida de no sesionar, para evitar sorpresas.

No la tiene fácil La Libertad Avanza allí. Si bien había alcanzado en su momento un acuerdo con parte de la oposición “extra UP” que redujo el peso específico de la primera minoría en esa Cámara, a poco de andar verificó que las matemáticas en el Poder Legislativo no son una ciencia exacta. Lo que hoy puede sumar de una manera, mañana puede que sea de otra.

Más si se produce un cataclismo como el que sucedió el martes pasado en Diputados con la ley de Bases, y el presidente la emprende luego contra la oposición más cercana y los gobernadores más afines con las peores imprecaciones.

Antes de continuar, repasemos los números del Senado. El oficialismo con menos poder de fuego de la historia política argentina tiene apenas 7 senadores; UP canta 33; lo que alguna vez fue Juntos por el Cambio suma 24. Y, por último, los senadores que representan el peso que puede desnivelar el fiel de la balanza: 3 de Unidad Federal, 2 misioneros, 1 rionegrina y los 2 santacruceños.

Los 5 últimos responden a sus gobernadores, y en tiempos en que el presidente echa fuego por la boca contra los mandatarios provinciales, cualquier cosa puede pasar con esos 5. En tanto que los 3 de Unidad Federal, se dividen en 2 peronistas y la esposa del exgobernador Schiaretti.

Los senadores del interbloque Unión por la Patria tienen como objetivo el DNU.

El oficialismo tiene como aliciente que la vicepresidenta de la Nación es la que debe convocar a sesionar; no alcanza conque lo pida un bloque, cosa que sucedió con UP para tratar el DNU de la polémica. Victoria Villarruel ha desoído el pedido del interbloque de José Mayans para reunirse la semana pasada, y piensa hacer lo mismo con el llamado para el jueves 15. El tema es que ese día necesitaría sesionar, pues es el último día de extraordinarias. Tiene qué tratar: el proyecto de ley de lavado de activos que obtuvo dictamen el miércoles pasado.

Es una semana corta, que en tiempos libertarios poco importa, pues ya se ha visto a los diputados trabajando intensamente en el generalmente inmaculado mes de enero. Pero las tradiciones tienen su peso, sobre todo en la Cámara alta, y será difícil sesionar allí este miércoles o jueves, fundamentalmente porque La Libertad Avanza no quiere correr riesgos en tiempos en que se le ha complicado el panorama en términos legislativos.

Fuentes libertarias consultadas por parlamentario.com dan por hecho que van a sesionar… pero sin poder precisar cuándo. Aunque le pusieron más interrogantes a esta semana, razón por la cual habría que esperar una ampliación de extraordinarias hasta fin de mes. No es seguro, pero sí muy probable. Y para tratar lavado de activos, no así Boleta Única de Papel, que tiene el boleto picado y perderá estado parlamentario a fin de mes. Hay con ese tema 36 votos de cada lado, sin que pueda desempatar Victoria Villarruel, pues los temas electorales necesitan mayoría absoluta.

Sea como fuere, lo que tiene que garantizarse el oficialismo es esquivar el tratamiento del DNU, a menos que se garantice que las huestes de Mayans no tienen el número. Pero alguien tan experimentado como el formoseño no jugará esas cartas sin saber que cuenta con un ancho de espadas. ¿Lo tiene?

Saben en Unión por la Patria que no cuentan con el resto para forzar el quórum, pero sí podrían forzar en cualquier sesión el tratamiento correspondiente.

En la semana que pasó, circuló entre tantas versiones la supuesta certeza de que la oposición dura ya tenía número para rechazar el DNU. Incluso la versión decía que ya se le había informado a la vicepresidenta de la Nación que estaba el número para liquidar (en esa cámara) el DNU. Sin dar precisiones sobre dónde encontraría los cuatro votos que le faltan a UP.

Posibilidades hay de sobra en los tiempos líquidos que corren: el entrerriano Edgardo Kueider se ha manifestado crítico con el decreto de necesidad y urgencia 70/23. Su compañera de bloque Alejandra Vigo tiene motivos para estar enojada con el Gobierno, cordobesa como es. La rionegrina Mónica Silva ya se sabe de dónde puede estar más cerca. Y ni qué decir de los misioneros, cuyo gobernador es uno de los señalados por Milei y está muy enojado con el presidente, con quien niega haber hablado alguna vez; dice que los diputados de su provincia iban a votar exactamente lo mismo que lo que habían acordado en la comisión, que ninguno de ellos cambió nada y que sabían desde la emisión del dictamen que los misioneros no iban a acompañar.

La senadora Mónica Silva ya le dio un disgusto al oficialismo con Boleta Única de Papel.

Paralelamente, la presidenta del Senado mantiene una buena relación con los senadores considerados “dialoguistas”, y mantiene en suspenso la realización de la sesión amparada en el artículo 20 del reglamento interno que señala: “El presidente, luego de recibir la petición, dispondrá la respectiva citación para el día y hora que mejor estime, si no los ha señalado el Cuerpo, según sea el asunto o las circunstancias del caso”.

“Los tiempos del Senado ya no los maneja el kirchnerismo”, se escuchó decir en cercanías de la presidenta del Cuerpo. El problema es que, mientras tanto, esa Cámara no puede sentarse a sesionar.

DNU

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