En un debate plagado de chicanas, el ministro de Economía alertó sobre devaluaciones, más inflación y pobreza, menos actividad y empleo; la oposición le preguntó por qué entonces en el propio Frente de Todos se oponen al pacto; los picantes cruces con Laspina, Iglesias y Bregman
El ministro de Economía, Martín Guzmán, realizó ayer una dramática advertencia frente a los diputados del oficialismo y de la oposición sobre las consecuencias negativas que acarrearía un eventual default si el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional –que implica la refinanciación de la deuda por 44.500 millones de dólares contraída durante el gobierno de Mauricio Macri– no es aprobado por el Congreso.
"Hoy la Argentina enfrenta un gran potencial desestabilizador, que es el problema de la deuda con el FMI y su secuencia de vencimientos", alertó Guzmán al comienzo de su exposición ante un plenario de comisiones en Diputados, en donde defendió la "letra chica" del acuerdo con el organismo internacional presentado la semana pasada en la Cámara baja. A su turno, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, aseguró que se trata del "mejor acuerdo posible" y pidió que se trate con "celeridad".
Ante las comisiones de Presupuesto y Hacienda y Finanzas, un grupo de funcionarios del Poder Ejecutivo defendieron la letra chica del acuerdo con el FMI que el oficialismo apunta a darle media sanción esta semana en la Cámara baja. Además del exgobernador y el ministro de Economía, promueven el acuerdo el representante argentino ante el FMI, Sergio Chodos y Miguel Ángel Pesce, presidente del Banco Central.
Al comienzo de su exposición, el ministro de Economía alertó sobre las consecuencias negativas que tendría a nivel país no arribar a un acuerdo: "Hoy la Argentina enfrenta un gran potencial desestabilizador, que es el problema de la deuda con el FMI y su secuencia de vencimientos".
"Nuestro país no cuenta con los recursos para afrontarlos, lo cual pone en clarísimo riesgo la estabilidad de la balanza de pagos en el cortísimo plazo, este mismo mes", señaló al referirse a los vencimientos del 22 de marzo.
Y continuó: "Si no se puede resolver el problema de balanza de pagos por los vencimientos con el FMI, nuestro país enfrentaría una situación significativamente más difícil en el frente cambiario, inflación, empleo, actividad y en el frente social".
La advertencia pareció dirigida no solo a la oposición –que planteó fuertes reparos sobre la sostenibilidad del acuerdo sellado con el FMI–, sino sobre todo a los núcleos kirchneristas en ambas cámaras que todavía no anticiparon su apoyo. Hacia ellos apuntó, también, el jefe de Gabinete, Juan Manzur, quien precedió la exposición de Guzmán.
“Una mirada crítica no es la razón para alentar el voto en contra en esta coyuntura. Nuestro objetivo es evitar, a través del diálogo y la construcción, un escenario de default generalizado en la Argentina”, aleccionó Manzur. Un dardo que pareció dirigido hacia el diputado y líder de La Cámpora, Máximo Kirchner, autor intelectual de los spots que su agrupación viralizó durante el pasado fin de semana para reprobar el acuerdo.
Asimismo, Guzmán recalcó que se acordó con el staff del FMI un financiamiento que "no agrega un solo dólar" a la deuda que se tomó durante el gobierno de Cambiemos. En este sentido, enfatizó que el acuerdo tiene como base "un programa" que, entre otros ítems, atacará el "principal problema macroeconómico" de la Argentina que, según Guzmán, es la inflación.
Durante su exposición, el funcionario señaló los principios que forman el programa que podría dar lugar al acuerdo con el FMI. Por un lado, hizo alusión a que la principal limitante del crecimiento sostenido en la Argentina es la restricción de divisas.
En tanto, Guzmán destacó que el acuerdo no incluye ninguna reforma que implique "quita de derechos". Por caso, no incluye ninguna reforma laboral ni previsional, destacó Guzmán.
En tanto, desde lo fiscal, el titular del Palacio de Hacienda remarcó que el programa "apunta a seguir estableciendo un camino de fortalecimiento del crédito y de nuestra moneda".
Por eso es importante ir bajando el déficit fiscal para depender menos del endeudamiento y de la emisión monetaria". Y sentenció: "Se trata de un camino necesario".
Myriam Bregman (PTS/Frente de Izquierda) lo cuestionó al señalar que citó un artículo que había perdido vigencia. Fue entonces cuando Fernando Iglesias, también del PRO, la interrumpió: “Ustedes son furgón de cola del peronismo”, le espetó Iglesias a Bregman. “Qué lindo Iglesias, no se aguanta, él es divino. El que escribió un libro sobre Néstor Kirchner fuiste vos, yo no escribí nada”, respondió Bregman entre risas.
Luciano Laspina, del PRO, cuestionó la legalidad de que el Ejecutivo someta al Congreso un proyecto de ley que incluye su programa económico. "Quieren hacer responsable a la oposición de un ajuste que no pueden evitar", dijo. Le reprochó a Guzmán haber reestructurado en 2020 la deuda con el sector privado que ahora el riesgo país igual sea de 1.900 puntos básicos. "No queremos que nos mienta en la cara", arremetió.
También recordó la querella del Gobierno contra Macri y los funcionarios que tomaron el préstamo de 2018: "Jamás se me ocurrió que pudieran querellarnos y después pedirnos el voto, son ofensivos, vuelven con la cantinela de la fuga de capitales". Le recordó que el propio acuerdo admite que en 2021 no se acumularon reservas, pese al superávit comercial, precisamente por la salida de fondos. También insistió en su alerta de que el Gobierno deja "una bomba fiscal para 2024" y que "este programa regresivo y conservador nos va a conducir a una recesión".
Por su parte, Guzmán reivindicó que el acuerdo expresa "las políticas del gobierno nacional", no las del FMI. Señaló que la "bomba fiscal" fue la que dejó Macri en términos de deuda con el FMI (US$ 45.000 millones), con el sector privado (100.000 millones), las de las provincias y las empresas, así como los fondos extranjeros por 10.000 millones que habían entrado a hacer "carry trade" (bicicleta financiera) y presionaban por salir del país. Guzmán prometió que no les ofrecerán a esos fondos un bono en dólares para salir del país, como se especulaba en los últimos días como parte del acuerdo con el FMI.