La Asamblea de Mujeres, Lesbianas, Travestis y Trans de Paraná dio a conocer un comunicado donde manifestó su “apoyo y solidaridad con Dolores Etchevehere y compañeres del Proyecto Artigas quienes sostienen el ejercicio de derechos de nuestra comunidad sobre la tierra y los modos de producción”.
La declaración del colectivo feminista se inscribe en la disputa que Dolores Etchevehere mantiene con sus hermanos Luis Miguel, Juan Diego, Arturo Sebastián Etchevehere y su madre Leonor María Magdalena Marcial Barbero de Etchevehere por la tenencia de un campo que tomó para sí dentro de la sucesión de su padre Luis Félix y el 15 de octubre pasado donó a un grupo de Movimiento de Trabajadores Excluidos (MTE) ligado al dirigente Juan Grabois.
“Repudiamos a los varones de la familia Etchevehere que han hecho funcionar rápidamente sus pactos de alianza para recurrir al amedrentamiento, la extorsión y la amenaza convocando a violentos representantes de sectores concentrados del agronegocio, como la FAA y la SRA que se encuentran afincados en las inmediaciones de la Estancia Casa Nueva manifestándose con un alto contenido agresivo en sus discursos discriminatorios, clasistas y misóginos”, señaló la Asamblea. Justamente en una causa iniciada por extorsión en contexto de violencia de género, la Justicia determinó una perimetral a los hermanos para la protección de Dolores Etchevehere.
“Cabe desatacar que el ex ministro de agroindustria del gobierno macrista Luis Miguel Etchevehere junto a sus hermanos tienen causas abiertas por múltiples delitos de evasión fiscal, trabajo esclavo contra los hermanos Cornejo y el vaciamiento de El Diario que dejó a 80 familias sin trabajo y la apropiación ilegal de tierras, por nombrar algunas de las de público conocimiento”, recordó el colectivo de mujeres.
“Ante las presiones de estos hermanos que representan un modo de producción capitalista, de expulsión de toda forma de vida, de acumulación de la riqueza, que violenta a la tierra como a las mujeres, defendemos a una mujer que está siendo presionada desde todos los poderes por denunciar a su familia que ha ejercido las múltiples violencias de su clase: el apoderamiento ilegítimo de tierras, monocultivo y envenenamiento de los suelos y trabajo esclavo. La situación que actualmente atraviesa Dolores Etchevehere es similar a la de la mayoría de las mujeres rurales dependiendo de su clase económica. Porque este sistema patriarcal mediante su trama invisible acostumbra a legitimar la expropiación a las hijas mujeres de la distribución de bienes. Si la extorsión no se consigue en el seno de la familia, lo hace la justicia. Si el sistema judicial no lo consigue, lo hace el poder mediático. Si los medios no lo consiguen, lo hacen por la fuerza”, plantearon.
En las reivindicaciones, la Asamblea dijo que acompaña a “Dolores que tomó la decisión de restituir las 70 hectáreas que pertenecían a la Escuela Agro técnica N° 151 El Quebracho y ceder parte de su propiedad al Proyecto Artigas que resulta una reparación histórica para La Paz y Entre Ríos con la inclusión de trabajadores de la tierra en cooperativas de trabajo, la producción sustentable y agroecológica, la participación de las mujeres y disidencias y el protagonismo de jóvenes como así también la comunidad en su conjunto en un camino para garantizar la soberanía alimentaria”.
En este orden, exigieron que “se retiren de forma inmediata los violentos que se encuentran en las inmediaciones de la Estancia Casa Nueva y exigimos al Ministerio Publico Fiscal que investigue las amenazas contra Dolores y la violencia económica, patrimonial y simbólica que denunció oportunamente. Solicitamos que rápidamente se conforme una comisión bicameral que investigue la sesión de tierras del ex frigorífico de Santa Elena a esta sociedad anónima”.
Finalmente extendieron la solidaridad “con las compañeras periodistas que han sido maltratadas y cosificadas en las entrevistas mediáticas por los violentos de siempre que se piensan dueños de todo. Tenemos el convencimiento de que lo que Dolores y el Proyecto Artigas nos ofrecen es una oportunidad de poner en debate las posibilidades de construir comunitariamente la soberanía territorial y avanzar hacia la soberanía de nuestros cuerpos.
Sostenemos la convicción de que sembrando feminismo se cosecha libertad”.