Como contracara de las políticas que provocaron la crisis que afectó a múltiples sectores y destruyó la economía, el movimiento obrero y las organizaciones sociales profundizaron su unificación, dijo a AIM el secretario general de la Central de Trabajadores Argentino (CTA), Entre Ríos, Sergio Elizar, quien afirmó que “en 2019 se decidirá un nuevo gobierno y un nuevo modelo de país”.
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En diálogo con esta Agencia, el dirigente puso en balance las políticas llevadas adelante por el Gobierno y la unidad de resistencia que se gesta dentro del movimiento obrero: “Estamos cerrando uno de los años más duros para la clase trabajadora en términos económico y social, con una inflación que ronda el 45 por ciento y un salario erosionado, pérdida del poder adquisitivo, despidos, niveles de pobreza e indigencia que no se habían visto en años”.
En este sentido, Elizar también dijo que “no hay perspectiva alguna de que se cambie el rumbo y que el Gobierno reafirma su política, contraria a los intereses nacionales y populares”.
No obstante, aclaró que como contrapartida a este panorama, “hay un balance positivo en el grado de organización, movilización y unidad que han tenido los movimientos sociales, sindicales y la lucha del pueblo, que tuvo su pico más alto, sin lugar a dudas en la confrontación contra la reforma previsional en diciembre de 2017, y todas las luchas que hemos dado este año contra el presupuesto hasta la movilización que hicimos contra el G20, cuando estaban en Argentina los dueños del mundo”.
De esta forma, destacó que estas reacciones son las que gesta el movimiento liberal como contracara: “Es tan dura la política de ajuste que sufre el pueblo argentino que provoca el reaccionar por parte de la gente, que está dispuesta a pelear y no se banca esto. No es cierto lo que dice Dujovne sobre que se ha impuesto el presupuesto más duro de la historia y no hubo reacción popular”.
Al respecto, Elizar sentenció que “no hay que subestimar a la clase trabajadora y al pueblo argentino, que está dispuesto a salir, luchando y organizándose. Cerramos un 2018 de conflictividad y esperamos un 2019 donde la lucha se va a agudizar, porque se decide un nuevo gobierno y un nuevo modelo de país”.
Sobre este lineamiento, el dirigente concluyó en que “el neoliberalismo es un veranito corto para América Latina” ya que aparecen “indicadores importantes de que en 2019 estamos dispuestos a un cambio económico y social”.
De esta forma, también expresó la necesidad de discutir como sociedad “qué modelo de país queremos: Un país de privilegios, un gobierno de ricos para ricos de un macrismo que nos endeuda, o un proyecto inclusivo de integración y justicia social, soberanía política e independencia económica como al que aspiramos los trabajadores”.
La gente tiene unidad
Consultado por lo que resta por hacer en la articulación del movimiento obrero, Elizar sostuvo que “siempre se puede ahondar en términos de mayor unidad” y que “hay que dejar de lado las diferencias y avanzar”.
En este sentido, elogió la “fuerte unidad que se ve en la clase trabajadora, en los barrios, donde los compañeros nos dicen que están unidos”. No obstante, destacó que “falta la unión de los sectores dirigenciales, que muchas veces por cuestiones mezquinas no termina coagulando la unión necesaria para llevar adelante determinada opción”.
Sobre la línea popular, Elizar advirtió que la unidad y la resistencia “está articulada por la propia crisis y por la clara conciencia de que hay que ir todos juntos para el mismo lado”.
“Las políticas neoliberales atacan a todo el mundo y hay que fortalecerse. El resto de las contradicciones internas son secundarias y terciarias. La gente tiene unidad y conciencia de que hay que ir para por el mismo camino y armar un gran frente opositor contra el neoliberalismo. Los dirigentes debemos dejar de lado mezquindades agrupacionales o partidistas, porque la situación dramática que vivimos ahora no amerita este tipo de contradicción”, concluyó.