Algunos ubican el inicio de la deuda externa argentina en Bernardino González Rivadavia, que tomó un préstamo de la banca Baring Brothers de Londres por un millón de libras, de las que llegaron a estas tierras poco más de la mitad, se dedicaron a gastos improductivos y terminaron de pagarse un siglo después.
Sin remontarse tanto en la historia, el economista Héctor Giuliano, que ha compendiado en 10 tomos sus trabajos de muchos años en torno de la deuda externa, la inicia con sus características actuales en 1976, en el llamado Proceso de Reorganización Nacional, la última dictadura militar, la peor de todas.
La herencia económica del Proceso
Giuliano es licenciado en finanzas públicas. Para él, el problema de la deuda nos acompaña desde hace 40 años, más precisamente desde el inicio del llamado Proceso, la dictadura que impuso un régimen neoliberal de la mano de José Martínez de Hoz, vinculado con los intereses financieros de David Rockefeller.
Desde entonces hasta ahora el crecimiento de la deuda fue continuo bajo todas las líneas políticas, con la excepción del brevísimo período del gobierno provisional de Adolfo Rodríguez Saa en 2001, tras el colapso del gobierno de Fernando de la Rúa.
Rodríguez Saa declaró un default de la deuda que fue aplaudido de pie por los legisladores, pero no duró en el poder más de una semana. El default que declaró Rodríguez Saa fue el mayor de un Estado en la historia. No quiso abandonar la convertibilidad, es decir, la equivalencia de un peso y un dólar que había establecido Domingo Cavallo. Su intención era no hacer pagar el costo a las clases medias y bajas. Por eso fue obligado a renunciar muy rápidamente.
Los gobiernos ante la deuda
Los gobiernos se suceden, generan simpatías o antipatías, se descubre la existencia de la “grieta” y cada uno se ubica de un lado u otro; pero con todos ellos la Argentina está en la trampa de la deuda perpetua.
La deuda es impagable; los vencimientos se refinancian totalmente, hasta el último centavo.
Un deudor que no puede pagar una deuda la transforma en perpetua. Este año vencen para el Estado central solamente, no para las provincias, 67.000 millones de un total de 340.000 millones de dólares.
De esa deuda la Argentina no paga un centavo, refinancia todo; es decir, es un deudor que paga la deuda contrayendo más deuda en condiciones cada vez más gravosas.
En un mundo donde sobran capitales financieros, el primer problema del sistema financiero es el exceso de liquidez. Los países no se endeudan porque quieren, se les impone cierta cuota de deuda como a las personas con las tarjetas de crédito. Para jugar este juego, que impone la lógica del usurero, los acreedores necesitan en cada país una clase nativa adicta, endeudadora. Y nada en el mundo es comparable en este punto con las oligarquías latinoamericanas; nadie sabe despreciar como ellas a las poblaciones autóctonas del país donde nacieron y al que ven mejor desde Europa o los Estados Unidos, con lenguaje, ideas y ropa ajenas y con dinero prestado.
La usura
La lógica del usurero, dice Giuliano, explica que no se preocupe porque le devuelvan el capital. Su negocio no es ese, sino más bien que el deudor no se lo pueda devolver nunca porque su ganancia está en el servicio permanente de los intereses.
La deuda eterna, que se refinancia totalmente como la actual de la Argentina, devenga intereses cada vez mayores; es decir, está totalmente en línea con las intenciones de los usureros. En 2016 los intereses fueron de 10.000 millones de dólares; 14 000 en 2018 y 21.000 millones en 2019
La Argentina es el país que paga las tasas de interés más altas del mundo. Refinanciar es acumular intereses y tomar deuda adicional. Este año la deuda aumentará por esta vía en 47.000 millones de pesos, sin mencionar la deuda con el FMI y la que el Banco Central le transfiera al Tesoro.
La deuda es impagable, perpetua; estamos condenados a refinanciarla a su vencimiento.
El negocio del prestamista es que la cuenta de intereses crezca de forma astronómica y se deba refinanciar.
Es un planteo ideológico del establishment financiero argentino, por ejemplo de la Universidad Di Tella. El planteo descansa en un axioma, un principio aceptado sin demostración: “no importa que me endeude sin poder devolver el capital mientras tenga dinero para pagar intereses y refinanciar el principal continuamente”.
Es la teoría del endeudamiento perpetuo, en la que el establisment argentino que gobierna el país coincide con nuestros prestamistas, los usureros internacionales. De algo parecido, cuando la situación era incipiente todavía, Arturo Jauretche decía “ir a comprar al almacén con un manual redactado por el almacenero”.
Perfeccionando el método
El estado argentino paga diariamente más de 3000 millones de pesos por intereses, entre el Tesoro y el Banco central. Es una sangría que no padece ningún país del mundo, porque ninguna tiene una tasa de interés del 60 por ciento y al mismo tiempo permite la entrada y salida de capitales golondrina sin restricción
Si el gobierno estabiliza el tipo de cambio con esa tasa de interés entran fondos de inversión, se cambian en pesos para comprar letras del banco central que devengan tasas enormes. Cobran, se cambian otraa vez a dólares y se van con ganancias sencillas en poco tiempo como no consiguen en otra parte.
Es una situación inmanejable. Macri no puede mostrar otro resultado que el endeudamiento, una deuda impagable de 140.000 millones de dólares. Un gobierno endeuda al país en forma irresponsable y se jacta de que aun le prestan. Dice que nos prestan porque nos tienen confianza pero nosotros no podemos pagar. Nos prestan para que cumplamos con los acreedores, la verdadera preocupación del FMI. Esa situación de endeudamiento irresponsable llevó a la deuda de 250.000 millones en que la dejó el kirchenismo a 340.000 , alrededor de 100.000 millones netos de aumento.
Todos los gobiernos lamentaron la deuda y todos las aumentaron. Cuando se inició el Proceso en 1976 la deuda era de 9000 millones de dolares, de los que 5300 eran deuda del estado, lo demás era privada.
El gobierno militar dejó la deuda en 44.000 millones. Generar deuda es una técnica, no tiene destino productivo sino va dirigida a sostener el sistema de cambio. Hay países que incluso bajo gobierno militares dedicaron gran parte de la deuda a obra pública. No es el caso argentino, donde el grueso fue para sostener el tipo de cambio, como bajo el mandato de Memem como ahora
Caputo, un campeón del cambio
El FMI desembolsó en junio del año pasado 15.000 millones de dólares. Pero Luis Caputo, entonces presidente del Banco Central, vendió en 100 días de gestión 16.000 millones de reservas al mercado. Lo que entró por una ventanilla fue para que Caputo lo vendiese al mercado para que salga del país y a nosotros nos quede la deuda
Hay un agravante perverso. Macri obtuvo un préstamo de 57.000 millones de los que recibirá 51.000 millones, pero las cuentas las pagará el gobierno que viene. Se endeudó para terminar el mandato; compró tiempo y le pasó la factura al gobierno que viene
Cambiemos a fondo
Macri llegó en dos años de gobierno a un nuevo default por impago. El Fondo le dio un préstamo puente para llegar al 2019. Es una advertencia política mayúscula. Hay un ajuste brutal para que el gobierno termine su mandado, pero la factura quedará para el gobierno que viene.
El gobierno próximo estará atado al convenio con el FMI, que tiene justamente la finalidad de dejarlo pegado. Este gobierno tendrá que ir a un nuevo megacanje, que son periódicos. La primera onda de endeudamiento llegó a un punto de inflexión, cuando no se pudieron pagar los intereses. Este año la deuda será de 400.000 millones; el año que vi ene 700.’000 millones de pesos. El 20 o 30 por ciento se suman al capital y devengan nuevos intereses. Esto se llama anatocismo o interés compuesto, intereses sobre intereses. Es un sinónimo de la usura, implica un deudor en la lona, la Argentina, que llega un momento en que no pueda pagar los intereses. El anatocismo es la capitalización de los intereses, que se suman al capital y reditúan nuevos intereses. Puede considerarse sinónimo del interés compuesto. Está prohibido por la mayoría de las legislaciones. El artículo 623 del código civil argentino prohíbe intereses de los intereses salvo por obligación posterior.
Del vaciamiento a la reeestructuración
El premio Nobel de Economía, Joseph Stigliz, dijo que la Argentina marcha a la reestructuración de la deuda. Cíclicamente, en nuestro país hay primero vaciamiento de reservas y luego reestructuración de la deuda, megacanjes. Todos fracasaron pero en el ínterin hay drenaje de divisas que se van al exterior y paga el pueblo argentino
El mecanismo es aguantar mayor pago de intereses. Una clave para lograrlo es bajar los salarios reales manteniendo la inflación de modo que supere los aumentos salariales. Se genera así una economía que permite pagar intereses
El presupuesto de 2019 prevé otro aumento de deuda de 47.0000 millones. El programa financiero fue entregado a ultimo momento modificado a junio y a octubre.
El gobierno pide y refuerza prestamos al Banco Mundial, Al BID y a la Corporación andina de fomento, que aumentaron el monto y aceleraron el desembolso.
Fondo, ¿para qué?
Este gobierno dejará una herencia inmanejable al próximo. Por eso es inexorable reestructurar la deuda, y para eso está el FMI. Su misión no es ayudar a los países sino a los acreedores de los países, para que no no vean interrumpido los pagos de refinanciación. El Fondo es auditor de los acreedores del Estado. Para permitir ese rol, el gobierno de Macri ha llegado a un nivel inusual: ha permitido la intervención de las cuentas fiscales por el Fondo. En el acuerdo de junio se pactaron monitoreos trimestrales, mensuales y diarios. La misión de Fondo tiene derecho de veto. La tasa de interés del 60 por ciento está monitoreada por el Fondo. El presupuesto lo convalida y da estado legal al acuerdo. Este gobierno deja firmado un acuerdo que compromete el gobierno futuro, que cumplirá el libreto. Macri juega su supervivencia y los que lo apoyan lo condicionan, dominan sobre un gobierno débil que no duraría ni un día si el apoyo del Fondo.
Mientras le caen elogios al país y el Gobierno se jacta de las cuentas, la tasa de riesgo país está subiendo porque saben que el gobierno no tiene capacidad de repago sobre sus obligaciones.
De la Redacción de AIM.