Un nuevo estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Science (Pnas) revela una relación causal entre la dopamina y las respuestas de recompensa en humanos cuando escuchan música. El estudio lo han llevado a cabo expertos del Grupo de Investigación en Cognición y Plasticidad Cerebral de la Universidad de Barcelona y del Instituto de Investigación Biomédica de Bellvitge (UB-Idibell), así como el Grupo de Investigación en Neuropsicofarmacología Humana y los grupos de modelización y simulación PK/PD del Instituto de Investigación Biomédica del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, la Universidad Autónoma de Barcelona (Catalunya, España) y el Instituto Neurológico de Montreal de la Universidad McGill.
Los investigadores han manipulado farmacológicamente la transmisión de dopamina en veintisiete participantes mientras estos escuchaban música, y han mostrado por primera vez la relación causal entre la dopamina y la motivación y la satisfacción de escuchar música. Mientras que el precursor de la dopamina, la levodopa, ha aumentado la experiencia hedónica y las respuestas motivacionales —como por ejemplo querer comprar una canción—, la risperidona las ha reducido. Estos resultados abren una visión nueva de la neurobiología y la neuroquímica de las respuestas de recompensa asociadas a la música, y contribuyen al debate abierto sobre la comprensión del placer humano.
Los humanos suelen participar regularmente en actividades reconfortantes como por ejemplo escuchar música, cantar o jugar. Entender cómo el cerebro traduce una secuencia de sonidos como la música en una experiencia satisfactoria es todo un reto.
En este trabajo, los investigadores se preguntaron si la dopamina un neurotransmisor con un papel importante en la regulación de las experiencias agradables y la motivación para actuar de un modo u otro, posee una función directa en la experiencia positiva que provoca la música. Para responder esta duda, se manipuló farmacológicamente la disponibilidad de dopamina para los receptores neuronales de los participantes. En tres sesiones distintas con una semana de intervalo entre ellas, los expertos les administraron por vía oral y respectivamente un precursor de la dopamina (levodopa, que incrementa la disponibilidad dopaminérgica), su antagonista (risperidona, que reduce la señalización dopaminérgica), y un placebo (lactosa, como control). Los investigadores previeron que, si la dopamina tiene un papel causal en la satisfacción que provoca la música, la levodopa y la risperidona debían de provocar efectos opuestos en cuanto a satisfacción musical y motivación.
Laura Ferreri, investigadora de la UB-Idibell y primera firmante del estudio, explica que este «clarifica el papel del sistema dopaminérgico humano en cuanto a recompensas abstractas». Además, «estos resultados desafían los de estudios previos que se han hecho en modelos animales, en los que las manipulaciones dopaminérgicas mostraban un papel claro de la dopamina en la motivación y el aprendizaje, pero en los que seguía siendo controvertida su función en la regulación de respuestas hedónicas a premios primarios como la comida». La investigadora concluye que estos resultados «indican que la transmisión dopaminérgica en humanos puede tener papeles distintos a los que se habían propuesto en cuanto a procesamientos afectivos, en concreto, respecto a las actividades cognitivas abstractas, como escuchar música».
Los autores han medido indirectamente los cambios en la sensación de placer y recompensa comprobando la actividad electrodérmica de los participantes, una técnica para evaluar cambios emocionales (en este caso, el impacto hedónico de la música). En cada sesión, los participantes escuchaban sus canciones favoritas además de otros diez temas (los autores y grupos escogidos fueron Alejandro Sanz, Amaia Montero, Antonio Orozco, Auryn, Birdy, Katy Perry, Maldita Nerea, Melendi, One Direction y Taylor Swift). El propósito era que evaluasen las experiencias subjetivamente (evaluación a tiempo real y evaluación general de cada canción). Asimismo, las respuestas motivacionales se midieron preguntándoles cuánto pagarían por cada canción. Para poder controlar la implicación de los procesos de recompensa en una situación sin música, los investigadores también llevaron a cabo una tarea que evaluaba la recompensa monetaria, en la que los participantes podían ganar o perder dinero.
En general, los resultados mostraron que las intervenciones farmacológicas modulaban las respuestas de recompensa provocadas por la música. La risperidona, al contrario que la levodopa, redujo los escalofríos de los participantes, considerados una manifestación física del punto máximo de satisfacción cuando se escucha música. Tal como se mostró con los cambios en la actividad electrodérmica, la puntuación de los participantes sobre las respuestas emocionales era mayor con la levodopa y menor con la risperidona, puntuaciones que también se compararon con las del placebo. Estos resultados coinciden con los que se obtuvieron cuando se usó el dinero como recompensa, ya que, como respuesta a un premio mayor, se incrementó el entusiasmo con levodopa y se redujo con risperidona. Finalmente, los participantes se mostraron más abiertos a gastar dinero con ledopova que con risperidona: estaban más motivados para seguir escuchando música cuando se mejoraba la transmisión dopaminérgica que cuando se bloqueaba.
Antoni Rodríguez Fornells, investigador Icrea y jefe del grupo UB-Idibell, explica que este estudio «muestra por primera vez el papel causal de la dopamina en la satisfacción musical y la motivación: disfrutar de la música, obtener placer de ello, querer escuchar una canción de nuevo, y querer comprarla…, todo eso depende de la dopamina que liberamos».
Fuente. U. Barcelona