El físico, filósofo y epistemólogo argentino, Mario Bunge, murió este martes en Montreal, Canadá, donde residía desde hacía años. Fue uno de los científicos argentinos más prestigiosos a nivel global.
Bunge falleció a los 100 años. Tenía cuatro hijos. Sus padres fueron un médico y diputado socialista y una enfermera alemana.
Polemista, Bunge siempre cuestionó al marxismo, al psicoanálisis, al existencialismo, al posmodernismo, a las tecnologías, a las medicinas alternativas y, fundamentalmente, a todo aquello que no sea reconocido como ciencia.
Bunge fue reconocido con el Premio Príncipe de Asturias de Humanidades y Comunicación en 1982 por la influencia internacional de su filosofía. También recibió más de una veintena de doctorados honoris causa, además de cuatro profesorados honorarios en universidades europeas y americanas.
"No sabemos medir la velocidad de la ciencia, pero lo que sí sabemos es que los recortes a los gastos científicos equivalen a recortes del cerebro y benefician solo a los políticos que medran con la ignorancia". Además, se mostraba especialmente preocupado por el estado de la filosofía: "La filosofía está pasando por un mal trance, porque no hay pensamiento original, casi todos los profesores de filosofía lo que hacen es comentar a los filósofos del pasado, no abordan problemas nuevos, como el de los problemas inversos", había dicho durante una entrevista con El País.
Su libro más conocido es La ciencia, su método y su filosofía, publicado en 1960, en el que explica las bases del método científico, pero ha escrito docenas de libros más sobre filosofía de la ciencia y epistemología, y también sobre física teórica, psicología, matemáticas y ontología, entre ellos los ocho volúmenes de su Tratado de filosofía básica.
Mario Bunge nació en el Gran Buenos Aires el 21 de septiembre de 1919. Fue profesor de física teórica y filosofía, primero en la Universidad de La Plata y luego en la Universidad de Buenos Aires. Era profesor de lógica y metafísica en la Universidad McGill (en Montreal), donde impartía clase desde 1966. En 1938, con menos de 20 años, fue fundador y dirigente de la Universidad Obrera Argentina, que llegó a tener más de 3.000 estudiantes antes de ser clausurada por el peronismo en 1943. Durante toda su carrera fue especialmente conocido por su lucha incansable contra las pseudociencias.