El alimentazo que se realizó en todo el país denunció, una vez más, la diferencia entre el costo que se paga a los quinteros y el de góndola. La propuesta “visibiliza la situación en la que se encuentran productores y productoras hortícolas”, afirmó a AIM Luz Omar, integrante de la Unión de Trabajadores de la Tierra (UTT).
Quinteros, panaderos, vendedores de miel vendieron en plazas de todo el país productos a precios muy bajos como medida de protesta por un modelo de alimentos sanos y accesibles.
La idea “nació con los cinturones hortícolas de Buenos Aires y Santa Fe”, contó a esta Agencia Omar, quien precisó que la propuesta “visibiliza la situación en la que se encuentran productores y productoras hortícolas pero, también, muestra que cuando los productos llegan a la mesa de la trabajadora o el trabajador es mucho menor si lo vendemos de manera directa sin intermediario y eso, también, dignifica el trabajo de los campesinos”.
En ese sentido, explicó que también se buscó “mostrar que pequeños productores y productoras pueden vender y comercializar de forma directa y que otra alternativa a este modelo productivo que es posible, donde ganamos en salud, porque comemos sano, no envenenamos nuestra tierra y no nos envenenamos nosotres”.
Durante estos años se vio en todo el país distintas acciones de pequeños y medianos productores y productoras, campesinos y campesinas y de pueblos originarios, como así también de distintas industrias como la láctea y panificados, reclamando por un modelo que no los haga desaparecer, por medidas que los contengan y que los incluyan, y de eso surgieron los “verdurazos”, “semillazos” y “frutazos” que mostraban la cruda realidad de este modelo, es decir, sectores productivos que se funden y miles de personas que no llegan a llenar el plato de comida, con alimentos cada vez más caros.