La política suele presentarse como consustancial con la naturaleza humana -que algunas tendencias actuales niegan- debido a que el hombre es un ser gregario.
Debemos creer que los primeros seres que según criterios actuales pudieron llamarse humanos tendían a vivir agrupados: eso significa gregario. No eran osos que viven solos, todo lo más la osa con sus hijos. Eran con todas las diferencias que se quiera más bien como lobos que se agrupan en manadas o jabalíes en piaras.
La imaginación nos lleva a cavernas donde aquellos seres vivirían en compañía. Y en tren de suponer es sencillo y aceptable postular que la primera sociedad que existió fue la familia, aunque no padre, madre e hijos. Aquellas épocas lejanísimas parecen estirables a voluntad, lo que las hace sospechosas de imaginarias, pero hay quien piensa que el padre se integró al núcleo familiar primario, formado por la madre y los hijos, hace no más de 40.000 años con la finalidad de proteger a la prole.
No cuesta nada suponer que llegado cierto momento, la productividad del trabajo, sobre todo gracias a la domesticación de los cereales en el neolítico, llevó a la producción de excedentes. De ahí los "héroes civilizadores" que se apoderaron primero de los sobrantes y luego del gobierno y llegado el tiempo, de la corona y el látigo.
Vinieron la institución de la tribu y la necesidad de defenderse de otras tribus delegando la jefatura en los más fuertes, los más experimentados, los más hábiles o los más astutos.
Como cada vez que se moría el jefe se producían conmociones destructivas, para sucederlo en sus privilegios se convino permitir al moribundo designar su sucesor, lo que vino a recaer casi siempre en su hijo mayor.
El análisis de los restos permite conjeturar que las primeras ciudades tienen unos 9000 años y que fueron sede de las primeras monarquías, que eran el sumidero de los esfuerzos y de los impuestos que debía pagar el pueblo. El común aceptaba que el monarca era sobrehumano o estaba en silla de oro por mandato de los dioses.
La ilustración europea tuvo una alta idea de la Grecia antigua, que no era sino el reflejo de la alta idea que tenía sí misma.
La política griega tomó en tiempos de Pericles aspecto de democracia, aunque esclavista y reservada a nativos, siempre que no fueran mujeres. El déspota persa Jerjes dijo hace 25 siglos a enviados jonios que buscaban evitar la guerra que los griegos eran gentes que se complacían en estafarse unos a otros en el mercado, algo como la "manga de ladrones" con que cierto presidente uruguayo caracterizó a sus vecinos del otro lado del río.
El modelo griego fue muy prestigioso, y los romanos que dominaron Grecia -en parte gracias a la superioridad de la legión sobre la falange- quisieron imitarlo pero no se esmeraron: su mentalidad era otra y se sintieron más a gusto con las dictaduras.
La democracia cayó en el olvido hasta que los revolucionarios de 1789 intentaron hacer todo nuevo a la luz de la razón, disfrazados de romanos.
Les pareció insoportable entonces el régimen en que vivían, basado en una "nobleza" propietaria de inmensos territorios donde el resto de la población era sierva y sólo trabajaba para sacar un excedente a la tierra o morir de hambre si no lo conseguía.
Desde la caída del imperio romano hasta la del antiguo régimen pasaron más de 1000 años en que la política era sencilla: No había partidos sino dominación sobre la plebe y guerras incesantes entre nobles, guerreros o eclesiásticos.
"Partido" es una palabra que pudo ser prestigiosa. La teoría la presenta como la articulación entre la sociedad política y la sociedad civil, términos que debemos dar por bien definidos aunque confundan un poco.
Partido viene por supuesto de "partir", dividir, fracturar, quebrar, seccionar. Quiere significar que hubo algo entero. El significado de secta es similar, porque "sectar" o seccionar, significa partir, dividir.
A las agrupaciones políticas los antiguos les decían "secta", no para significar lo que hoy entendemos por esa palabra -caracterizada más por el fanatismo que por el libre examen- sino algo más próximo a "partido". Aquellos partidos-sectas eran de base religiosa; hoy se han despojado de ella y todo está menos seccionado y más partido.
Existieron por ejemplo en el helenismo y en Israel, como el movimiento de los Macabeos contra los seléucidas o luego para oponerse al imperio romano. A una de ellas alude el evangelio como encabezada por Simón Pedro.
Los partidos modernos tienen poca relación con aquellas sectas políticas históricas. Son hijos del capitalismo, no anteriores al siglo XVII. Tienen la misión de representar las clases sociales y expresar sus puntos de vista, sin resolver las contradicciones entre ellas.
Si exageraran se saldrían de los límites que les impone el capitalismo que no toleraría nada que rompa la misión del Estado de garantizar el dominio de una clase sobre las otras.
Si un animal o un ser humano están en una situación contradictoria permanente que no pueden resolver, se vuelven neuróticos. Un partido dentro del capitalismo en una situación equivalente no tarda en “neurotizarse” de alguna manera: por ejemplo corromperse y degenerar hasta no ser capaz de responder a su tarea teórica de “articular” nada. Recuperaría la salud solo si rompe los moldes en que está obligado a desenvolverse.
Su crisis deriva de las condiciones en que les es permitido actuar, que van de mal en peor. En el capitalismo domina la economía y si hay decadencia toma un aspecto económico: corrupción, soborno, coima. Este clima explica la frase de Voltaire: "la política es el camino para que hombres sin principios dirijan a hombres sin memoria". Y permite que todos supongan que sin dirección la sociedad se desbarataría.
De la Redacción de AIM.