Los frigoríficos y empresas que elaboran productos cárnicos vieron reducidos, de 2016 a la fecha, los controles estatales de aquello que comercializan. La política nacional en materia de sanidad pasa por “desarmar y tercerizar organismos estratégicos que hacen al desarrollo del país, para que no se controlen las empresas”, explicó a AIM el delegado ATE Verde y Blanca Gualeguay y paritario nacional del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa), Antonio Borro.
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Cualquiera sea la postura que se tenga respecto a la política económica y productiva del actual Gobierno nacional, debe reflexionarse sobre qué significa, en concreto, su avance en la reducción de los controles estatales sobre la producción de carne para consumo interno. ¿Es una medida perjudicial por su propia naturaleza? Podría afirmarse que no y, en tal caso, las preguntas que emergen son: ¿cómo se controla a las empresas que certifican sus propios productos? ¿Quién debería fiscalizar este trabajo?
Los trabajadores de Senasa (como los de todas aquellas dependencias que fiscalizan la calidad de los productos consumidos en el país), tienen resuelta su postura sobre las razones que llevaron a la reducción de funciones y de personal. Borró explicó que el motivo que late detrás de tales medidas es "avanzar con una estrategia de desarme de organismos estratégicos que hacen al desarrollo del país, reduciendo los controles sobre las empresas radicadas en Argentina”.
Asimismo, el paritario señaló como una “perversidad” el hecho de que los controles de carne para exportación sean más estrictos: “Los frigoríficos que venden a países europeos tienen controles más estrictos que aquellos que trabajan en el circuito interno, lo que establece un doble estatus sanitario sin correlato en otro país del mundo”.
No obstante, agregó que también corre riesgo el control estatal de estos productos exportados. Contó por ejemplo que la cuota Hilton (el corte más caro que se comercializa a nivel internacional), “necesita de un bovino alimentado en campo natural”. Y, en la actualidad, este tipo de ganado se cría al sur de la provincia, en donde “se desguasó la oficina de sanidad animal, dejando sin el control requerido por la Unión Europea”.
Más allá del control directo
Borro detalló por otra parte que “en Entre Ríos, provincia de origen del ministro de Agroindustria, Luis Etchevehere, se desguasó el sector destinado al combate de enfermedades como la aftosa”.
De este modo, se vienen dando de baja barreras de control en todo el país, fundamentales para combatir virus y bacterias que afectan la producción nacional. En la provincia, por ejemplo, “se dio muestra fehaciente de la utilidad de los controles, cuando se eliminó la triquina gracias a la fiscalización en los laboratorios del Senasa”.
En tal sentido, Borro repudió “un acuerdo con Estados Unidos para importar cerdos de ese país”, lo que entendió “como un peligro”, porque dicho país “no logró aún eliminar la triquina”.
“Y esa carne entrará a la Argentina, lo que será un riesgo no solo por la calidad de estos alimentos importados, sino además por la posibilidad de infección de la carne argentina”, explicó.