El gobernador Axel Kicillof confirmó que al no lograrse la adhesión del 75 por ciento de los tenedores del BP21, la provincia afrontará el pago del vencimiento del 26 de enero con fondos propios.
Axel Kicillof tomó ayer una medida sensata: sin el respaldo del fondo Fidelity, el principal acreedor del bono BP21, decidió finalmente pagar con recursos de la provincia el vencimiento de capital de 250 millones de dólares que había intentado diferir al 1 de mayo. En paralelo, anunció que iniciará la reestructuración de la deuda global en divisa extranjera que agobia las finanzas del mayor distrito del país. Sólo este año operan vencimientos por cerca de 3.100 millones de dólares.
De esta manera, Buenos Aires eludió el peor escenario. La posibilidad de declarar el default hubiera complicado la credibilidad no sólo de la administración de Kicillof, sino la de Alberto Fernández, justo cuando la Nación encara también el decisivo proceso de renegociación de la deuda soberana con acreedores privados y con el FMI.
La decisión de liquidar el total del vencimiento fue un asunto resuelto contra reloj, al filo del plazo -el último- fijado por la provincia en su intento por lograr el 75 por ciento de adhesión (reunió sólo el 50 por ciento) a su propuesta de diferimiento.
El ofrecimiento consistía en pagar el 30 por ciento del capital que vencía el 26 de enero -aproximadamente 75 millones de dólares- y dentro de los cinco días hábiles de efectivizada la enmienda, los intereses que devengue el capital postergado al 1 de mayo -aproximadamente cinco millones de dólares-, prorrogando hasta esa fecha el pago del restante del 70 por ciento del capital.