Los Movimientos Populares realizaron este miércoles una masiva jornada nacional de lucha con más de un millón de personas movilizadas en todo el país junto a sindicatos y organizaciones sociales. El acto de cierre fue en la avenida 9 de Julio con más de 200.000 trabajadoras y trabajadores de la Economía Popular, informaron a AIM desde la Ctep Capital.
Según pudo saber AIM, la Ctep, la CCC, Barrios de Pie, el Frente Popular Darío Santillán y el FOL, junto a otras organizaciones sociales y sindicales, reclamaron una respuesta del Estado “para paliar la situación crítica que se vive en los barrios populares en un año que no promete mejoras y en el que los montos de los programas de empleo quedan absolutamente desfasados en relación a los aumentos de precios en alimentos, servicios y transporte”.
Esteban “Gringo” Castro, secretario general de CTEP, en el cierre de la jornada manifestó que “hay situaciones dramáticas, miles de pequeñas y medianas industrias están cerrando las persianas. Y eso impacta en los sectores populares que se quedan sin trabajo. Este es un proyecto de ajuste, de hambre y lo vamos a combatir todos juntos”.
Asimismo, con respecto a la emergencia alimentaria agregó: “Vivimos en un país que produce alimento para 400 millones y no le podemos dar respuesta a 45 millones. En los barrios las compañeras hacen la comida para miles de pibes y pibas, son las que sostienen desde el feminismo popular la alimentación de nuestros chicos”.
“La inflación que viven los sectores más pobres y humildes significa más hambre y pobreza, porque miles de familias no pueden acceder a comer todos los días”, manifestaron a AIM desde la Ctep.
También se pide la implementación de una medida de carácter excepcional para los beneficiarios de prestaciones sociales del sistema de seguridad social nacional y para quienes reciben programas de trabajo que se encuentren domiciliados en las zonas de catástrofe afectadas por las inundaciones.
La combinación de diversos factores hacen que las familias afectadas vivan una situación de extrema vulnerabilidad, sumando a los problemas que ya tienen habitualmente las calamidades que implica una inundación de esta magnitud, como perder todo lo que tienen bajo el agua, no tener donde vivir, sin ropa ni alimentos para los más chicos, con riesgos para la salud y la integridad física de todos los afectados. Asimismo, se suma la imposibilidad de desarrollar las tareas cotidianas que permiten ganar el sustento diario.