Robert Kennedy juniors es un militante estadounidense contra la vacunación forzosa y la reclusión obligatoria con motivo del Covid, que atribuye a fines políticos y económicos de dominio mundial, por lo que ha sido ubicado entre los "conspiranoicos", palabra que sintetiza en una sola dos de muy diferente origen: "conspiración" y "paranoia", de modo de una "contagie" a la otra por proximidad y de forzar a considerar paranoico al que ose apenas mencionar una conspiración.

La paranoia es una psicosis que ahora se llama preferentemente "trastorno delirante", y se caracteriza porque el paciente no admite otras razones que las que confirmen su prejuicio. La conspiración es bien conocida en política como un modo expeditivo de hacerse con el poder. Ejemplos clásicos son el asesinato de Julio César o el de Calígula cuando caminaba con su guardia por un pasadizo del coliseo. Muchos senadores estaban al tanto de la conspiración para asesinar a Calígula, pero callaron porque querían verlo muerto. Con-spiración alude a "respirar con", o juntos, en alusión a las reuniones secretas de los conspiradores.

Los argentinos nos hemos despertado varias veces con la noticia de un golpe de Estado que volteó al gobierno y escuchando los comunicados de los golpistas. Fueron resultado de conspiraciones sin paranoia.

Kennedy es hijo del senador Robert Kennedy, asesinado en 1968, y sobrino del presidente John Fitzgerald Kennedy, asesinado en 1963.

El pasado 29 de agosto pasado habló en una concentración en Berlín, donde recordó palabras de su tío el presidente en la misma ciudad: "ich bin berliner", es decir, "yo soy berlinés" en alemán, por considerar a Berlín primera trinchera en la lucha contra los peligros para la democracia, corporizados entonces por la URSS.

En su alocución ante una multitud, el Kennedy actual adelantó que los medios de prensa de los Estados Unidos iban a publicar que había hablado ante "3000 nazis", pero se adelantó a esas posibles afirmaciones considerando que estaba ante militantes de una causa pacífica y democrática de oposición al miedo generado por el Covid 19.

La predicción de Robert Kennedy juniors se cumplió a medias, porque no fue posible reducir a 3000 a los militantes al acto contra la cuarentena ni tacharlos de nazis, pero los medios de prensa dieron otra versión, quizá con el fin de suavizar el impacto de la presencia de Kennedy en Berlín y dejarlo fuera de lugar: acudieron a los archivos para verificar la cita atribuida al jerarca nazi Hermann Goering en los juicios de Nürnberg. En esos juicios, después de la guerra, Goering fue condenado a muerte y se suicidó con cianuro en 1946, la noche antes de la ejecución.

Kennedy citó de memoria en el acto en Berlin declaraciones de Goering 75 años antes en Nürnberg. Hablaba en inglés, y era traducido al instante al alemán. "Lo único que un gobierno necesita para transformar la gente en esclavos es el miedo. Hace 75 años se preguntó a Goering en los juicios de Nürnberg como los alemanes pudieron aceptar todo eso, con referencia al control de la población".

Kennedy rehízo la respuesta de Goering: "Es muy fácil y no tiene nada que ver con el nazismo sino con la naturaleza humana. Se puede hacer en un régimen nazi, socialista, comunista, en una monarquía o en una democracia: Lo único que un gobierno necesita para transformar la gente en esclavos es el miedo. Si se puede encontrar cualquier cosa que los atemorice, es posible obligarlos a hacer lo que se quiera".

Las publicaciones estadounidenses empezaron por desautorizar a Kennedy en un punto que puede parecer poco importante: Goering no "testificó" en Nürnberg, es decir, no fue testigo sino imputado.

En la declaración de Goering recogida por historiadores, el creador de la Gestapo y ministro sin cartera del Tercer Reich habría admitido de entrada que la gente no quiere la guerra: "pero, después de todo son los dirigentes del país los que definen la política y se trata siempre de conseguir la adhesión popular, así en democracia como en dictadura, así en un régimen fascista como en uno parlamentario o en una dictadura comunista". Tenga voz o no, el pueblo puede ser convertido según los deseos del poder. Es fácil: todo lo que hay que hacer es decirle que está siendo atacado y denunciar a los pacifistas por falta de patriotismo y por poner al país en peligro. Eso es igual en todos los países".

Las publicaciones estadounidenses hacen notar que Goering no pronunció ante sus jueces la palabra "esclavo" y aducen en favor de su tesis que no era el estilo de Goering, que pretendía poner una fachada moral a sus intenciones.

Sin embargo, quienes así defienden los buenos modos lingüísticos de Goering no dudaron en otras ocasiones -sin Kennedy de por medio- en hacer al ex jerarca nazi responsable de la muerte de millones de ucranianos ni de haber expuesto en voz alta su intención de hacerlos esclavos a todos. Tampoco mencionan a la Gestapo ni a su propia opinión de que da miedo con solo pronunciar su nombre porque "su arma mejor era el terror que infundía".
De la Redacción de AIM.