El gobierno anunció el fin de semana algunas medidas para el sector agropecuario. Entre ellas, el ministro Sergio Massa contempla la eliminación de las retenciones a las exportaciones de economías regionales.
Desde el sector lechero se viene pidiendo que sus productos sean incluidos en ese listado en tanto la mayor parte de la producción sale de las cuencas lecheras ubicadas en algunas regiones de Córdoba, Santa Fe y Buenos Aires. Los gobernadores de la Región Centro, pero no así el bonaerense Axel Kicillof, también reclamaron que la lechería sea considerada una economía regional.
La intención de los privados era obtener -mediante la baja de retenciones o la incorporación al ya fenecido dólar agro- un mejor tipo de cambio para poder desagotar un mercado interno con menos poder de compra y con altos niveles de oferta de productos lácteos.
Pero la leche y sus derivados, como yogures y quesos, son también productos “políticos” como la carne vacuna. Por lo tanto los funcionarios hicieron por ahora oídos sordos a esos pedidos.
La leche en polvo paga 9 por ciento de derechos de exportación y los quesos 4,5 por ciento. El ingreso de divisas por las exportaciones del sector suma cerca de 1.200 millones de dólares anuales. Por lo tanto el Estado debería resignar menos de 100 millones de dólares para atender al pedido de la cadena.
El monto no es significativo, pero en la decisión se impone la visión de funcionarios que piensan que exportar puede generar inflación y no ven que eso por otra parte descomprime el frente cambiario, por el mayor ingreso de divisas.
La consecuencia de esto es una reducción drástica de las ventas al extranjero de los productos lácteos. Entre enero y julio se exportaron 194.000 toneladas de productos lácteos. Según datos del Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (Ocla) significa una caída de 17,4 por ciento interanual.
En tanto el ingreso de divisas fue de 770 millones de dólares. La caída también es de 17,4 por ciento respecto de 2022.
La reducción tiene estricta relación con la baja competitividad cambiaria y la inflación interna que no da tregua. Se suman en este panorama los costos adicionales que generaron al sector primario los sucesivos dólar soja y el dólar maíz.
Según Ocla, hasta el mes pasado el precio de la leche al productor se pagaba cerca de 107 pesos por litro, pero la sequía y las medidas del gobierno generaron un incremento de costos de 25 por ciento, por lo que el valor que deberían percibir los tamberos para cubrir sus costos tendría que rondar los 130/140 pesos, muy lejos de una realidad que lleva a que los tamberos más chicos se fundan.
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