En diciembre de 2018, la Asamblea General de las Naciones Unidas proclamó al 2020 Año internacional de la Sanidad Vegetal (Aisv). Este año constituye una oportunidad única e irrepetible para sensibilizar a escala internacional sobre cómo la protección de la salud vegetal puede ayudar a eliminar el hambre, reducir la pobreza, proteger el medio ambiente y estimular el desarrollo económico, constató AIM.[{adj:70534 alignright}]
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, de sus siglas en inglés) anunció que 2020 es el Año internacional de la Sanidad Vegetal. Su objetivo es concienciar sobre cómo la protección de la salud de las plantas es vital para erradicar el hambre, reducir la pobreza, proteger el medio ambiente e impulsar el desarrollo económico.
Las plantas son la fuente del oxígeno que respiramos y constituyen una parte importante de nuestra dieta, pero constantemente se enfrentan a la amenaza de plagas y enfermedades.
Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hasta un 40 por ci de los cultivos alimentarios se pierden cada año por estas causas, lo que provoca hambrunas e importantes pérdidas económicas, en especial en aquellas comunidades rurales que dependen de la agricultura.
Detrás están el cambio climático y las actividades humanas, que alteran los ecosistemas, disminuyen la biodiversidad y crean condiciones en las que las plagas pueden prosperar. Al mismo tiempo, los viajes y el comercio internacional se han triplicado en la última década y pueden propagar rápidamente enfermedades por todo el mundo.
¿Qué es la sanidad vegetal?
En el ámbito del Aisv, se define sanidad vegetal «la disciplina que utiliza una serie de medidas para controlar y prevenir que plagas, malezas y organismos que causan enfermedades, se dispersen a nuevas áreas, especialmente a través de la interacción humana, como el comercio internacional».
¿Por qué es importante la sanidad vegetal?
Según una estimación de la FAO cada año se pierde un 40 por ciento de los cultivos alimentarios del mundo debido a las plagas. Esto deja a millones de personas sin una alimentación nutritiva suficiente y afecta seriamente a la agricultura, primera fuente de ingresos de las comunidades rurales más pobres. Además, con el aumento exponencial del comercio y los viajes internacionales, el riesgo de propagación de plagas y enfermedades de las plantas a nuevas áreas geográficas es ahora más elevado que nunca.
Datos claves
Las plantas constituyen el 80 por ciento de los alimentos que comemos y producen el 98 por ciento del oxígeno que respiramos.
Las plagas de las plantas son responsables de la pérdida de hasta el 40 por ciento de los cultivos alimentarios mundiales y de las pérdidas comerciales en productos agrícolas que superan los 220 mil millones de USD anuales.
El valor anual del comercio en productos agrícolas casi se ha triplicado en la última década, principalmente en las economías emergentes y en los países en desarrollo, alcanzando los 1,7 billones de USD.
La FAO estima que la producción agrícola debe aumentar en un 60 por ciento para el año 2050, con el fin de alimentar a una población mayor y generalmente más rica.
El cambio climático está teniendo un efecto notable en la sanidad vegetal. Amenaza con reducir tanto la calidad como la cantidad de cultivos, lo que lleva a rendimientos menores. El aumento de las temperaturas también está exacerbando la escasez de agua y cambiando la relación entre plagas, plantas y patógenos.
Debido al cambio climático están apareciendo más plagas antes y en lugares donde nunca se habían visto.
Los insectos beneficiosos son fundamentales para la sanidad vegetal, ya que polinizan la mayoría de las plantas, controlan las plagas, preservan la salud del suelo, reciclan los nutrientes y demás. Sin embargo, el 80 por ciento de la biomasa de insectos ha desaparecido en los últimos 25-30 años.