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Algas: La gran fábrica de oxigeno

Por Prof. Marilina Scarlata*, especial AIM.- Hay costas con visitantes poco deseadas en una jornada de sol veraniego, por ejemplo, en Puerto Madryn, la ciudad balnearia del Golfo Nuevo en la provincia de Chubut.

Algas en Puerto Madryn. Imagen LU 17.com
Algas en Puerto Madryn. Imagen LU 17.com

Año tras año sus extensas playas de arena fina, hermosamente visible con marea baja, lucen la llegada de algas movidas a la orilla por las olas del mar.

Creo que pocos seres son tan despreciados como apreciados según quién sea el que hable de ellas, como las “algas” (dicho en forma genérica) porque para algunos veraneantes y también algunos habitantes de la ciudad, son indeseadas ya que se acumulan generando colchones verdes con el posterior olor característico de restos marítimos secos al sol, aunque los responsables del área municipal correspondiente se ocupen del tema y se desarrollen intensas labores de limpieza.

Sin embargo, para otro sector de la población, estudiosos, docentes e investigadores de la Facultad de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional de la Patagonia, y del Cenpat -Centro Nacional Patagónico dependiente de Conicet- que también pasan sus días en la misma ciudad, las algas son motivo de atracción en tanto el significado científico que encierran. En particular el alga del género Undaria, especie exótica proveniente de las costas de Japón, Corea, China.

Consideremos que los científicos del mundo hablan de 40.000 a 100.000 especies de algas, las cuales pertenecen al grupo o reino de las plantas que viven en agua dulce o salada, o sea en mar, ríos, lagos, lagunas y hasta en estanques; sin embargo, también se las clasifica fuera de ese grupo por ser organismos muy sencillos sin tejidos bien diferenciados. Como quiera que sean, disponen de la capacidad de utilizar los rayos del sol como fuente de energía, siendo ésta la característica más importante.

Desde hace millones de años las plantas que tienen clorofila en su composición química, como algunas algas, no sólo tienen el color verde que ese pigmento les da, sino que gracias a ella, pueden captar la luz del sol y transformar el dióxido de carbono del aire y el agua del suelo, en otra sustancia orgánica más compleja (la glucosa) que las alimenta y además inicia la cadena alimentaria, porque las plantas son ingeridas por animales herbívoros, que a su vez son alimento de los carnívoros.

La utilización del sol como fuente energética es una reacción química, se llama fotosíntesis y es uno de los fenómenos más trascendentes de la naturaleza, porque a partir de ella se transforma energía lumínica en energía química y además se “fabrica” oxígeno. Es tan trascendente que hasta se han realizado numerosos experimentos tratando de copiar el proceso y obtenerlo artificialmente, como alternativa energética renovable. Las plantas y algas aprovechan el 4 por ciento de la luz solar, si comparamos con los paneles solares que aprovechan el 10 por ciento.

Las algas como el resto de las plantas en este caso, realizan fotosíntesis a nivel celular; la luz del sol rompe las moléculas sencillas y pequeñas del agua adquirida, para producir otras moléculas más complejas que almacenan la energía utilizable.

Por otra parte, el oxígeno tan preciado para la vida en la Tierra es también producto de esa reacción maravillosa y las algas proveen alrededor del 50 por ciento del aporte de oxígeno que la fotosíntesis global ofrece. ¡Entonces no está como para despreciarlas tanto!

En el mundo se las aprovecha para generar bioenergía, el biodiésel hecho a base de algas ya se usa de forma experimental en distintos proyectos, se destacan Ecuador, Japón, Estados Unidos. La Unión Europea sostiene desde 2016 un proyecto experimental de cultivo de algas a gran escala no sólo para biodiésel sino también para uso en la industria alimentaria – entre otros, galletas, salsas, sushi- y de cosméticos o productos farmacéuticos, ya que se han descubierto aplicaciones, como protección de caries, protección solar, cremas corporales, etc.

En Chubut, hubo un tiempo en el que se desarrollaron emprendimientos para fabricar biodiesel a partir del aceite de microalgas y desde hace poco se producía un fertilizante biológico o biofertilizante a base del alga que fue introducida en Puerto Pirámides en la década del ´80. En la sede de Trelew de la Universidad Nacional de la Patagonia, hay grupos de investigadores que se dedican a estudiar y promover el uso de microalgas con distintos y muy buenos propósitos, entre ellos la medición de contaminación del Río Chubut. En Santa Cruz se venden algas marinas recolectadas por profesionales, para cosmetología, gastronomía y agricultura.

Las algas marinas son fuente de yodo, sodio, magnesio, azufre, cloro, hierro y calcio, elementos importantes en nuestra dieta, que los alimentos comunes no proveen, aparte de presentar vitaminas y aminoácidos. Representan la dieta habitual en Japón y en España, por esas propiedades. Y entre las algas de agua dulce también hay especies muy preciadas por sus proteínas, incluso comercializadas en comprimidos.

Como fábrica de un elemento tan preciado como el oxígeno, las algas tienen un lugar destacado en las Ciencias Biológicas, por lo que, para el próximo y cercano verano, invito a mirarlas con otros ojos.

*Prof. Marilina Scarlata

Directora de Divulgación Científica Asociación Amigos de Parques Nacionales

Miembro Comisión Educación y Comunicación CEC- IUCN

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