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Arturo Schopenhauer

El 22 de febrero de 1788 nació en Danzig, entonces ciudad libre, el filósofo alemán Arthur Schopenhauer.

Schopenhauer desarrolló a lo largo de su vida la idea central de su filosofía contenida en “El mundo como voluntad y representación”.
Schopenhauer desarrolló a lo largo de su vida la idea central de su filosofía contenida en “El mundo como voluntad y representación”.

Casi adolescente, cuando el poeta Wieland le desaconsejó dedicarse a la filosofía, Schopenhauer le dijo: “la vida es un asunto penoso; me he propuesto pasar la mía reflexionando sobre este tema".

Apenas 10 años después, Schopenhauer presentó en “El mundo como voluntad y representación” su sistema filosófico, fundado en Kant y en Platón, y también en las Upanishads, los libros inspirados de la India que él introdujo en occidente. Pero sobre todo en una intuición genial: el papel central de la voluntad.

Schopenhauer dispuso siempre de una renta que le dejó su padre, un comerciante adinerado murió en un accidente dudoso en su casa, que quizá fue un suicidio.

Intentó una vez dar clases en la universidad pero en el mismo horario que Hegel, que entonces era filósofo casi oficial y tenía gran audiencia. Fracasó y no volvió a intentarlo. Dedicó a Hegel frases como “gran charlatán” y “criatura ministerial”.

Su idea es que el mundo es una objetivación de la voluntad, que toma distintas formas, desde lo que nosotros conocemos por experiencia directa hasta la caída de una piedra.

Para Kant la “cosa en sí” o noumeno era incognoscible. Schopenhauer la descubre como la voluntad, la fuerza ciega que hace que todo quiera persistir en el ser.

De las Upanishads tomó la idea de que decir “yo quiero” implica sufrimiento, un descendimiento del “yo” sin agregados. Todo querer nace de una necesidad; y la necesidad de una carencia; pero una vez satisfecha la carencia, nos ahoga el tedio, hasta que volvemos a correr detrás de otras cosas. Esas cosas son representaciones, señuelos que la voluntad nos tiende para cumplir con su ley.

En la contemplación estética, la voluntad queda como en suspenso y nos convertimos en "sujetos puros de conocimiento", es decir, sin sometimiento a la voluntad.

Es un raro momento de liberación que Schopenhauer entiende misión del arte, sobre todo de la música. "La música constituye por sí sola un capítulo aparte. En ella no encontramos la imitación o reproducción de una Idea de la esencia del mundo, pero es un arte tan grande y admirable, obra tan poderosamente sobre el espíritu del hombre que puede ser comparada con una lengua universal".

Schopenhauer desarrolló a lo largo de su vida la idea central de su filosofía contenida en “El mundo como voluntad y representación”. Cuando pasados los 70 años veía que la fama que creía merecer no llegaba, la alcanzó de golpe con “Parerga y Paralipomena”, escritos menores a que pertenece su célebre “Aforismos sobre la sabiduria de la vida”, meras notas al pie de su obra principal.

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