Los cambios bruscos de clima que se registran en Entre Ríos en los últimos meses, como períodos de intensas lluvias o fríos gélidos tras un fuerte calor o sequía, producen rajado de frutas cítricas, comúnmente conocido como "splitting" (rajadura), señaló hoy la Federación del Citrus de Entre Ríos (Fecier).
Luego de una sequía récord entre diciembre y enero pasado, calificada como la peor de los últimos 60 años según los registros provinciales, en 2022 se registran períodos de abundantes precipitaciones.
Eso favoreció el rajado de los frutos (splitting), según un informe de la Estación Agrometeorológica de Concordia del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA).
Las variedades de cáscara fina y con desequilibrios nutricionales son las más susceptibles: se rajan por completo y queda la pulpa al descubierto, lo que permite la entrada rápida de hongos.
Durante el período de sequía las plantas "sufren, dejan de brotar manteniendo casi todas sus funciones paralizadas" y, en estas condiciones, la cáscara "pierde su elasticidad y frescura natural", señaló Juan Manuel Roncaglia, investigador del INTA en Chajarí.
Luego, al recibir riegos o lluvias abundantes, se activa la hidratación, las vesículas carnosas de la pulpa "se llenan de jugo y empieza un período de turgencia, la cáscara endurecida y reseca, no reacciona a tanta presión interna, y termina quebrándose".
A este punto, la fruta se debilita y cae al suelo en pleno desarrollo, afectando la producción e inversión realizada, y principalmente se da en variedades como naranjas de ombligo y mandarinas Nova, Encore, y Dancy.
Por eso, agentes del INTA trabajan junto a productores citrícolas en prácticas de manejo que ayudan a prevenir y mitigar los daños producidos, como un manejo ordenado del riego para que no se enfrente un estrés hídrico.
También apuntan a un buen manejo nutricional, con fuentes de calcio y potasio, ya que fortifican las uniones entre células de la cáscara y le otorgan mayor resistencia para soportar el engorde de la fruta.
Una buena nutrición en el suelo, o foliares durante el desarrollo de la cáscara ayuda a que las frutas sean "más fuertes, firmes y con una cáscara gruesa que pueda amortiguar las rajaduras", completó el especialista.