Así lo informó a AIM Rodolfo Montero, referente de la Fundación Centro que, en Paraná, se especializa en la prevención y la lucha contra la bulimia y la anorexia. “Comienza el calor, las dietas estrictas, y los padres comienzan ven que sus hijos tienen problemas de alimentación”, señaló.
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La Fundación Centro, de prevención y atención contra bulimia y anorexia es la continuidad del organismo Asociación de Lucha contra la Bulimia y la Anorexia (Aluba), que atiende en calle Courreges 456, en Paraná. Allí se brinda tratamientos a niños, adolescentes y adultos con trastornos de alimentación y se realizan terapias con psicólogos, nutricionistas, médicos clínicos y médicos psiquiatras, basados en la experiencia de los profesionales y la institución.
Rodolfo Montero, titular de la entidad, advierte el incremento de las consultas durante los meses de agosto y septiembre. “Comienzan a producirse crisis. Llega el calor, se usa ropa más liviana y comienzan las dietas estrictas porque los chicos no están conformes con su cuerpo”, señaló.
La fundación no sólo realiza tratamientos a los pacientes ya afectados por las patologías en cuestión sino que realiza un exhaustivo trabajo de prevención brindando conferencias y realizando campañas de difusión para concientizar sobre los orígenes y las consecuencias tanto de la bulimia como de la anorexia, definidas ambas como “dos caras de una misma moneda”, ya que no son trastornos aislados uno del otro.
“Además de estas campañas, realizamos anualmente una capacitación a docentes para que en las escuelas entrerrianas haya mucha más información sobre los trastornos de la alimentación. Eso hace que los padres se den cuenta mucho antes de que el problema avance con sus hijos”, destacó Montero. “Muchas veces el comienzo a estros trastornos de alimentación de produce a través del inicio de una dieta”, agregó. En este sentido, la fundación también concientiza sobre una “alimentación saludable”, no para “estar más flaco o flaca” sino para recibir los nutrientes que el cuerpo necesita.
Para Montero, la concientización y la prevención son herramientas muy importantes: “esto hace que las consultas, en su mayoría, se hagan en forma temprana y no se tengan que recibir pacientes en estado de deterioro como hace 20 años cuando comenzamos a trabajar con la fundación en Entre Ríos”.
—¿De quiénes se reciben más consultas?
—Hasta hace dos años, en su mayoría, eran los padres de los chicos. Pero ahora son los mismos pacientes los que ingresan para pedir ayuda. Y eso facilita el inicio de los tratamientos porque, reconocer que se está teniendo un problema así, es el primer paso para solucionarlo. Al ingresar a la institución, los chicos encuentran pares que están pasando por la misma situación, porque a estas enfermedades las padecen el 15% de los adolescentes en edad secundaria. Entonces los chicos se ayudan mutuamente y encuentran en la Fundación un lugar de contención y amistad.
—¿Qué otras actividades se realizan en la institución?
—Talleres de gimnasia, teatro, pintura y baile. Una vez al año se hace una feria de talentos donde los pacientes muestran su parte sana y las cosas que no se animan a contar en otros ámbitos. Ahí descubrimos chicos que están cerca del arte y la recreación, y terminan siendo espacios saludables y enriquecedores tanto para el paciente como para los padres.
—Entonces, estas enfermedades tienen mucho de emocional.
—Claro, porque patologías no son una cuestión del cuerpo y la comida. Son problemas emocionales que hacen bajar la autoestima y nos impiden enfrentar los propios miedos. Para eso es el tratamiento de la Fundación, para aprender a crecer y superar estas situaciones. Por eso es importante la capacitación que se les da a docentes y profesionales, para que se conozcan las herramientas de diagnóstico.