Mara Vergara vive en Colón, es psicóloga infantil y forma parte de un grupo de profesionales que trabaja con pacientes con condiciones autistas. En diálogo con AIM, explicó que el autismo no es una enfermedad, sino “una serie de síntomas que acompaña toda la vida” de una cada 60 personas. También habló sobre el grado de avance que observa en Entre Ríos respecto a su tratamiento.
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El equipo de profesionales donde trabaja Vergara atiende a alrededor de cien pacientes con condiciones autistas. Además, en Colón hay al menos otras cuatro instituciones que abordan esta temática, hecho que “confirma la estimación de que en la actualidad una de cada 68 personas está dentro de la condición autista (e incluso hay cifras que hablan de una cada 50)”.
Sobre el autismo, explicó que “no se toma más como una enfermedad, sino como una serie de síntomas que acompañan toda la vida de una persona, a modo de condición”. Por eso, “no se habla de ‘cura’ ni de otros términos biologicistas, y se trabaja apuntando a generar mejoras en la calidad de vida”.
Vergara agregó que la edad promedio en que suelen detectarse los rasgos autistas es entre los tres y los cinco años, aunque bien podría darse de forma más temprana: “En las diferentes capacitaciones (de terapeutas, psicólogos, psicopedagogos, terapistas ocupacionales, fonaudiólogos, neurólogos especializados en desarrollo, etcétera), las experiencias comunes dan cuenta de que se poseen las herramientas para detectar síntomas desde muy temprana edad, lo cual es importante para poder arribar a un tratamiento integral que amplíe las potencialidades de cada paciente”.
En este sentido, detalló que el proceso de detección suele iniciarse “cuando los padres o profesores notan que el niño manifiesta dificultades en el juego, comenzando a evidenciar que su desarrollo no tiene el cauce esperado”, y buscan entonces ayuda profesional para dar una respuesta a esos síntomas.
En relación a los rasgos de la condición autista, Vergara explicó que “están asociados a dificultades de comunicación y de interacción social, a comportamientos repetitivos, o a sensorialidades específicas como la hipersensibilidad ante distintos estímulos (ruidos, tacto, etcétera)”.
Entre Ríos: proceso en construcción
Según Vergara, las diferentes instituciones que trabajan el autismo en Entre Ríos, sean de gestión pública o privada, “están en un proceso de construcción y crecimiento”. Para lograr esta mejora, sostuvo, es importante “el compromiso de la salud pública”, dado que “es una temática que lleva mucho tiempo de estudio y de comunicación entre colegas”.
El abordaje integral es clave para lograr una articulación efectiva entre los diferentes actores involucrados (como docentes, escuelas u otras áreas de la salud pública), ámbitos donde además “resulta importante que se acceda a capacitaciones” para profundizar los conocimientos y ámbitos de acción.
Asimismo, mencionó como una traba a “la dificultad en el acceso a ciertos profesionales, como neurólogos o psiquiatras infantiles, cuestión aún mayor en el interior de la provincia”. Y añadió que situación similar se da en lo referido a la adquisición de herramientas, dado que “suelen ser muy costosas”.
Por último acotó como un gran desafío el ampliar la cantidad de personas con condiciones autistas escolarizadas: “Hay una gran cantidad de niños escolarizados en escuela común, y además existen muchas expectativas respecto de que esta integración avance y se amplíe”.
“La mayoría de los chicos pueden ser escolarizados de forma normal”, aclaró.