Dos laboratorios médicos radicados en el Sur de los Estados Unidos presentaron un proyecto de ley para que las hembras de los mamíferos puedan ser utilizadas en la producción de medicamentos con la leche materna.
El proyecto estaba redactado cuidadosamente, de modo de incluir sin nombrarlas a las hembras humanas, las mujeres, entre los objetos a emplear con fines lucrativos.
Parecía un propósito loable -y declarado- en la medida en que se trataba de terapias necesarias; pero según la perspectiva de las empresas más loables -y no declarados- en la medida en que permitiría ganancias opíparas, bien calculadas.
Humanos o no, para las empresas se trataba de seres vivos modificados genéticamente y patentados con la finalidad de impedir el acceso de otros al negocio.
El camino para multiplicar medicamentos de este origen está abierto y será sin duda recorrido hasta el final o hasta donde encuentre una resistencia suficiente.
La posibilidad de manipular animales e incluso seres humanos con fines lucrativos, como una clase particular de máquinas, más allá de la explotación del trabajo, está anunciada en los orígenes de la filosofía moderna.
Descartes argumentó a favor de los autómatas: "¿qué veo desde esta ventana sino sombreros y abrigos que pueden cubrir espectros u hombres fingidos que se mueven mediante resortes?" Y una opinión suya que consideraba máquinas a los animales, suscitó la respuesta de Schopenhauer: "quien no tiene un perro no sabe lo que es ser amado"
Cuando en 2008 se produjo la crisis financiera mundial, los banqueros obtuvieron de los gobiernos una generosa lluvia de dinero, que según cálculos de algunos economistas hubiera sido suficiente para eliminar el hambre del mundo durante seis siglos.
La crisis que las burbujas financieras desataron sobre el mundo -que debe prepararse para otra igual o peor en breve- hizo que los gobiernos "ayudaran" a los banqueros con 8.150.000 millones de dólares en la primera etapa.
Según datos de la FAO, también de 2008, con 30.000 millones de dólares anuales se terminaría con el hambre. Es decir, los banqueros del mundo recibieron tanto dinero como el que los hambrientos necesitarían para comer 600 años. Y no dejaron caer sobre los pobres ni un centavo.
Una vez repuesto el sistema financiero de la catástrofe que él mismo había provocado, los pobres supieron que como siempre, para ellos no alcanzaba, que como Martín Fierro "no estaban en la lista". Sin embargo, hubo para la banca todo lo que pidiera y al instante, al punto que con ironía Eduardo Galeano pedía "salvar un banquerito".
Este es un resultado del modelo económico neoliberal imperante desde el fin del estado de bienestar y con perspectiva más larga, de la mentalidad instaurada por la modernidad.
Cuando Maquiavelo recomendaba al gobernante como más seguro ser temido que amado, ponía el odio por encima del amor como estrategia política. Cuando Francis Bacon recomendaba torturar a la naturaleza para arrancarle la verdad, su consejo fue acogido con entusiasmo y puesto en práctica con energía.
Como no se sabía qué hacer con la verdad, que no parecía una máquina, se la rebajó a utilidad, y ahí están la ciencia, la industria y la economía torturando a la naturaleza para arrancarle beneficios, a punto de provocar una reacción de efectos incalculables.
Esta postura newtoniana, mecánica, ve una realidad compuesta de partes que se pueden desmontar y rehacer armándola de nuevo. Y entiende que así se conoce la realidad profunda. Pero desde hace un siglo viene siendo cuestionada por el punto de vista fundado en la física cuántica y en los saberes tradicionales, que no ven partes de un mecanismo sino participantes en una totalidad indivisible, que no aumenta ni disminuye.
Se trata en el fondo del choque o de la convivencia dificultosa de dos modos de ser y de ver, de dos culturas: la que ve infinitamente significativas todas las cosas, y la que ve en cada cosa un ente separado e inerte, que más interesa utilizar que explicar.
Giovanni Bernardone, llamado luego Francisco de Asís, quedó recomendado por su pertenencia a la iglesia católica como un exponente destacado de un modo de ver que es propio de parte de la humanidad en toda época y lugar. Bacon y Maquiavelo representan el otro camino, el que hemos tomado hasta extraviarnos en un laberinto.
El agotamiento del modelo que se inició posiblemente con la decadencia de la antigua Grecia y se confirmó en el Renacimiento europeo, parece haber llegado.
El camino recorrido ya es conocido: es el que abrieron Maquiavelo y Bacon y siguieron tantos otros. El camino no recorrido, el de Pico de la Mirándola por ejemplo, sigue disponible en medio de la polvareda que levanta la lucha de todos contra todos. En eso se ha convertido una civilización fundada en el egoísmo como esencia de la naturaleza humana, que se deja conducir por una economía que se considera "ciencia libre de valores"
Como dice el economista chileno disidente Manfred Neef: usted sabe todo sobre el amor, lo ha investigado con los instrumentos de la psicología, la antropología, la teología, la biología. Pero todo eso será cartón pintado el día que usted se enamore. Entonces sabrá lo que es el amor.
Y es notable que el camino del conocimiento directo sea alumbrado por la física cuántica y las doctrinas orientales; es decir, que llegue a nosotros por caminos apartados cuando debería bastarnos con abrir los ojos.
De la Redacción de AIM.