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En Larroque, una familia halló antiguas armas indígenas

Vecinos de Larroque revelaron el hallazgo de por lo menos siete piedras talladas de pueblos originarios de la zona, entre ellas una notable punta de flecha transparente, al parecer de cuarzo, y esferas de boleadoras. Boleadoras y una punta de flecha de piedra transparente, entre las reliquias que afloran en las costas del arroyo Las Flores, junto a un camino vecinal.

Para los De Zan,
Para los De Zan, "una reliquia", la punta de flecha hallada en su establecimiento rural.

Los artefactos “líticos” –explica el periodista Daniel Tirso Fiorotto-, guardados durante años por la familia De Zan Cardenaux, fueron encontrados en la costa del arroyo Las Flores, a unos dos mil metros hacia el este de Larroque, en el distrito Pehuajó Sud, del sureste de Entre Ríos.

El agricultor Adolfo De Zan comentó al diario Uno que se topó en distintas oportunidades con las bolas de piedra con las clásicas ranuras que le dan forma de yoyó; no es que las buscara, dijo, sino que daba con ellas de casualidad, cuando araba la tierra para preparar la siembra. A la punta de flecha de cuarzo, añadió De Zan, la halló su hijo Agustín, cuando era niño, en la entrada del establecimiento San Nicolás, donde realizan tareas agrícolas y ganaderas.

La perlita
“Yo siempre relleno la entrada del campo con sedimentos de la costa del arroyo; en esa oportunidad había echado tierra y Agustín cayó con esa piedrita cubierta por la arcilla; la lavé, y resulta que era rarísima; entonces la guardamos como una reliquia, para alguna vez mostrarla a algún investigador”, apuntó Adolfo De Zan.

Los dos campesinos, herederos de una vieja cultura agrícola en la zona, mostraron un montón de esferas, con características propias de líticos de la región, bastante comunes por cierto, y también la perlita de los hallazgos: la pequeña punta transparente de tres centímetros y medio de largo por dos de ancho. Se sabe de artefactos líticos así incluso en la banda oriental del Uruguay, pero generalmente de sílex. Hasta aquí no habíamos visto un ejemplar transparente. Esos adminículos pudieron usarse para la caza y la pesca, principalmente, en toda la región.

Las boleadoras afloraron en los habituales trabajos de arar la tierra para la siembra.
Las boleadoras afloraron en los habituales trabajos de arar la tierra para la siembra.

También mencionó otra piedra grande, esférica, que no tenía allí porque la guarda un vecino de apellido Benedetti. Además preserva otra pelota de piedra blanca, muy llamativa. “A esta la encontramos en una camionada de broza transportada desde Concepción del Uruguay”, indicó, hasta un lugar cercano a su vivienda. Esa no pertenece al grupo de líticos de Larroque.

En la loma
Esta ciudad fue erigida en uno de los puntos más altos del sur de la provincia, a casi 70 metros sobre el nivel del mar. (Vale recordar que Entre Ríos es la provincia más chata de todo el país, sus lomas más altas no superan los 130 metros sobre el nivel del mar).

La localidad, mezcla de familias herederas de pueblos originarios, africanos esclavizados, gauchos, criollos y europeos, y cuna de la escritora María Esther de Miguel y el deportista Héctor Pirincho Lonardi, nació a la vera de las vías del ferrocarril hace 110 años, en las primeras insinuaciones de las famosas Lomadas Grandes o Cuchillas Grandes, que cruzan la provincia de sur a norte y se conocen como divisorias de aguas: hacia el oeste de Larroque, los arroyos desaguan en el río Gualeguay, y hacia el este, en el Gualeguaychú. Muchos de sus primeros pobladores habitaban hace un siglo una zona más cercana al río Gualeguay en el distrito Talitas.

Pero los aledaños de Larroque sufrieron, como casi toda la provincia, un agudo proceso de desarraigo y destierro de sus habitantes, de modo que la zona está repleta de taperas, o mejor, ruinas de casas ya deshabitadas.

Once mil años
En la provincia de Entre Ríos existen testimonios de la presencia del ser humano hace 11 mil años (datos de Salto Grande), y en el sur entrerriano se sabe de la presencia de Charrúas, Chanás, Guaraníes y otras etnias, en tiempos de la conquista europea. Uno de estos grupos, probablemente guaraníes, fue el que dio una apetitosa recepción ceremonial a Juan Díaz de Solís, cuando desembarcó en 1516 para “descubrir” lo que ya estaba poblado aquí desde hacía milenios.

En las zonas campesinas de Larroque se preservan voces que los lingüistas atribuyen en principio al guaraní antiguo. La expresión “eyacuero” o “ijhacuero”, constituiría un relicto de una lengua ya extinguida en la zona, y ha llamado la atención el nombre de un arroyo, Mingaché, cuya fuente está en debate.

También sobresale en su constitución social un número notable de familias orientales, uruguayas, que cruzaron el río en tiempos violentos o en busca de trabajo.

Tanto en el delta del Paraná como en las dos orillas del río Uruguay se encuentran cerritos con gran cantidad de restos de instrumentos tallados por el ser humano hace miles de años. Particularmente en la estancia Landa, al sur de Gualeguaychú, y enfrente, en la zona de Soriano. Muchos de estos vestigios de la presencia humana fueron rescatados por el profesor Manuel Almeida en excursiones que realizó durante décadas en el sur entrerriano.

Clave en las luchas
Otros vecinos de Larroque han reportado el hallazgo de piedras de boleadoras, incluso algunas talladas en óvalo. O útiles de construcción más reciente, ya en tiempos de la presencia europea, como grandes espuelas antiguas de hierro.

La zona que hoy ocupa Larroque fue un punto clave en la revolución iniciada en 1810 en el país, por el alzamiento de paisanos encabezados por Bartolomé Zapata para recuperar las ciudades del sur (Gualeguay, Gualeguaychú, Concepción del Uruguay) de las manos realistas, y luego por la aparición meteórica de Francisco Ramírez en defensa de la revolución federal de José Artigas, en un combate que fue localizado en las puntas del arroyo Cevallos (en cercanías de Larroque y Cuchilla Redonda), o en la estancia Santa Bárbara, más al nordeste. El punto exacto está en debate.

Se han registrado en la zona fósiles de la megafauna extinguida hace 8.500 años, ya con presencia humana en la región, como megaterios y gliptodontes.

Ante los debates extendidos acerca del verdadero origen del nombre de la ciudad, desde hace pocos años las autoridades de la ciudad de Larroque decidieron que se trata de un homenaje al doctor Alberto Larroque, un notable docente francés que fue puntal en el colegio histórico de Concepción del Uruguay, y tuvo participación central como intelectual en las luchas federales.
Autor: Daniel Tirso Fiorotto, periodista escritor e investigador-

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