El candidato a la gobernación de Buenos Aires por el Frente de Todos, Axel Kicillof, hizo una importante demostración de fuerza en La Plata al reunir a unos 60 intendentes del PJ y al líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien llevó a buena parte de su armado político.
El encuentro, en una vieja casona del centro de la capital provincial donde articulan los equipos técnicos de los intendentes peronistas, sirvió para limar las asperezas y acercar posiciones de espacios que venían trabajando distanciados y que confluyeron en una alianza electoral.
"Había varias cuestiones pendientes, como plasmar esta unidad en una organización de campaña, que incluye a muchas fuerzas políticas", sostuvo Kicillof tras el encuentro en una ronda con periodistas.
En un plenario cerrado y alrededor de una enorme mesa con manteles negros, kirchneristas, peronistas y massistas conversaron durante hora y media y apuntaron los acuerdos básicos para comenzar a caminar hacia la primaria de agosto.
Tras la reunión quedó flotando la idea de que se logró conformar una fuerte alianza de tres sectores que lograron la unidad después de mucho tiempo. "Pasó de todo entre nosotros. Hubo tensiones y roces", dijo un legislador que participó del plenario.
Kicillof apostó a unificar esos tres sectores y evitó plantar sobre la mesa una propuesta única y propia para la provincia. Por el contrario, aseguró que buscará fundir las ideas que tenían Martín Insaurralde y Verónica Magario, quienes pulsearon con el ex ministro de Economía para ser los elegidos para enfrentar a María Eugenia Vidal. También pidió sumar propuestas de los intendentes.
El propio candidato aseguró que "cada intendente trajo un informe sobre la situación económica y social de sus municipios donde se refleja el desempleo, la falta de servicios hospitalarios y los problemas educativos".
Pero además, pidió caminar mucho la provincia y tener un trabajo coordinado de las agendas para optimizar tiempos y evitar desprolijidades.
La Politica on Line