El 30 de abril de 1874 el Lobos, provincia de Buenos Aires, el sargento Víctor Chirino mató al gaucho Juan Moreira, que gracias a una novela de Eduardo Gutiérrez pasó a la memoria de todos los argentinos.
Moreira fue uno de los personajes en que se fundaba la política de entonces, que luego encontró otros sustentos, posiblemente menos santos pero también menos visibles y más eficaces.
Los partidos necesitaban entonces como ahora arriar votantes, y hombres de valor como Moreira eran necesarios para vigilar el voto cantado y para armar tumultos si era preciso con el cuchillo
Personajes de este tipo eran la custodia del caudillo. Moreira fue peón de campo al servicio de hacendados de Navarro.
Luego se sumó al partido autonomista, encabezado por “Pïco de Oro”, el dirigente Adolfo Alsina, orador que maravillaba al auditorio con frases sin sustancia.
Fue guardaespaldas de Alsina en los enfrentamientos políticos con el partido Nacionalista de Mitre.
En 1867 regresó a Navarro, pero entonces se produjo un cambio inexplicable: se apartó del autonomismo y se enroló en el mitrismo
Desde entonce la figura de Moreira se acercó a la de un delincuente. Se supone que mató al alcalde de Navarro, Juan Córdoba, en una pulperí.
Entonces Moreira comenzó una vida errante de crímenes, marginalidad y violencia, que duró cinco años hasta su muerte
Moreina apuñaló al pulpero Merquíades Ramallo y de su peón, el Vasco Garroch, y sus amigos Julián Andrade y Simón Ardiles. Perdió entonces el apoyo de los mitristas de Navarro. Los políticos, incluidos los alsinistas, le soltaron la mano y quedó solo
A treinta kilómetros de Navarro, en el prostíbulo “La Estrella” de Lobos, luego de luchar con la policía, sufrió una emboscada en que enfrentó a todos los policías
Antes de morir, Moreira provocó muertes entre los policías en el burdel donde estaba. El sargento Chirino estaba escondido en el brocal de un pozo y lo sorprendió tratando de trepar un tapial para huir. Lo atravesó con la bayoneta de su fusil.