El “Día mundial del lavado de manos” (Global Handwashing Day) es un evento anual que se realiza el 15 de octubre, fecha que se estableció en el 2008 durante la “Semana Mundial del Agua” en Estocolmo (Suecia). Esta conmemoración es un llamamiento para concienciar a la población de que un poco de agua y jabón pueden salvar muchas vidas, constató AIM.[{adj:18707 alignright}]
Un gesto tan simple como lavarse las manos con agua y jabón puede ser clave para la supervivencia de millones de personas, sobre todo de los más pequeños. Los niños y niñas son especialmente vulnerables a los efectos de la diarrea y de las infecciones respiratorias, enfermedades que se pueden prevenir fácilmente y de forma barata con un poco de agua y jabón. Este día quiere servir como recordatorio de la importancia de esta práctica.
El Día mundial del lavado de manos es un llamamiento para concienciar a la población de que un poco de agua y jabón pueden salvar muchas vidas. Este día se celebra por primera vez este 15 de octubre en 70 países de los cinco continentes. Es la primera vez en la historia en la que una campaña mundial pide a millones de personas que laven sus manos con agua y jabón.
El lavado de manos con agua y jabón es una de las maneras más efectivas y baratas de prevenir enfermedades diarreicas e infecciones respiratorias agudas. Estas enfermedades causan la muerte de 3,5 millones de niños y niñas cada año y afectan a la salud de millones más, tanto en países en desarrollo como en países industrializados. El acceso al jabón no es siempre fácil en muchos lugares del mundo. En países como Etiopía mucha gente utiliza cenizas o arena para su aseo personal, porque no pueden obtener jabón.
Lavarse las manos solamente con agua no es suficiente
Lavarse las manos solamente con agua, una práctica común alrededor del mundo, es significativamente menos efectivo que lavarse las manos con jabón. Usar jabón facilita la frotación, lo que permite disolver la grasa y eliminar la suciedad que contienen la mayoría de los gérmenes. Por esto, lavarse las manos solamente con agua es significativamente menos efectivo que lavarse las manos con jabón.
Si se usan adecuadamente, todos los jabones son igualmente efectivos para remover los gérmenes que causan enfermedades.
Las manos húmedas se deben cubrir con jabón y frotar toda la superficie, incluidas las palmas, el dorso, entre los dedos y especialmente debajo de las uñas, por lo menos 20 segundos. Luego, se deben enjuagar bien con agua corriente y secarlas, ya sea con una tela limpia o agitando las manos. Una manera fácil de calcular los 20 segundos es encontrar una canción familiar que tome ese tiempo para cantarla; por ejemplo, toma cerca de 20 segundos cantar dos veces la canción del “feliz cumpleaños”.
El lavado de manos con jabón puede evitar enfermedades que matan a millones de niñas y niños por año.
El lavado de manos con jabón es una de las maneras más efectivas de prevenir enfermedades diarreicas y la neumonía, que juntas son responsables de la mayoría de muertes infantiles. Cada año, millones de niños y niñas mueren antes de los 5 años debido a la diarrea y a la neumonía. El lavado de manos también puede prevenir infecciones cutáneas, infecciones a los ojos, parásitos intestinales, SRAS, gripe aviar e influenza H1/N1, y trae beneficios a la salud de las personas que viven con VIH/sida.
Los momentos críticos para el lavado de manos con jabón son después de usar el baño o de limpiar a un niño y antes de manipular alimentos.
Las manos se deben lavar con jabón después de usar el baño, después de limpiar las heces de un niño (o después de cualquier otro contacto con excretas humanas, incluidas las de los bebes y niños), y antes de manipular alimentos. Las manos son las principales portadoras de gérmenes que causan enfermedades. Es importante asegurar que las personas tengan facilidades para lavarse las manos en esos momentos críticos.
El lavado de manos con jabón es la intervención de salud más efectiva.
La promoción del lavado de manos es más eficaz y costo-efectiva, en comparación con el financiamiento que requieren otras intervenciones de salud. Una inversión menor en la promoción del lavado de manos trae beneficios semejantes a la salud que una inversión de en construcción de letrinas, o una inversión de miles de dólares en inmunización.
Los niños pueden y deben ser agentes de cambio.
Cuando se trata de compartir buenas prácticas de higiene, los niños–el segmento de la sociedad que suele ser más energético, entusiasta y abierto a nuevas ideas– pueden actuar como agentes de cambio y transmitir las “lecciones de lavado de manos” que aprenden en la escuela a sus hogares y comunidades. La finalidad del Día Mundial del Lavado de Manos es motivar a los niños para que hagan suyas y compartan las prácticas apropiadas del lavado de manos y hacerlos “embajadores del lavado de manos” en cada una de las iniciativas del país en el nivel nacional y local.
El poder está en tus manos; porque todo el mundo tiene el poder de lograr que las comunidades sean más sanas si se lavan las manos con jabón.
Recordar siempre que “Las manos limpias salvan vidas”
Lavarse las manos es especialmente importante para los niños en centros de cuidado infantil (jardines y guarderías). Los niños pequeños atendidos en grupos fuera del hogar tienen un mayor riesgo de enfermedades respiratorias y gastrointestinales, que pueden fácilmente extenderse a miembros de la familia y otros contactos. Es importante que los responsables del cuidado de los niños promuevan el lavado de manos frecuente o el uso de desinfectantes para manos a base de alcohol. Los niños deberán lavarse las manos varias veces al día, no sólo antes de las comidas. Del mismo modo, las áreas de cambio de pañales deben limpiarse después de cada uso y estar suficientemente separadas del área de comedor.
¿Cuándo debes lavarte las manos?
Antes, durante y después de preparar alimentos.
Antes de comer: desayunar, almorzar, merendar o cenar.
Antes y después de atender a alguien que esté enfermo.
Antes y después de curar heridas o cortaduras.
Después de ir al baño.
Después de un viaje.
Después de cambiar pañales a un niño o limpiarlo después de que haya ido al baño.
Después de sonarse la nariz, toser o estornudar.
Después de haber tocado animales, alimento para animales o excrementos de animales.
Después de tocar basura.
Después de jugar, por ejemplo, a la pelota.